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La insostenibilidad del sistema

Javier Marzal, 11-2-2009.          Artículo en PDF

Hay consenso sobre que esta crisis es distinta a las anteriores y sobre que no están claras sus causas y consecuencias. En este artículo se aporta un enfoque sistémico sobre las causas y las soluciones.

Entre las causas de la crisis actual, iniciada en 2007 en Estados Unidos, apuntadas por los especialistas, suelen citarse las siguientes, ordenadas cronológicamente:

  • Un período demasiado largo de políticas económicas expansivas, con tipos de interés excesivamente bajos, de un 0% en Japón, 1% en EE.UU. y 2% en la zona Euro.

  • La administración Clinton obligó a conceder hipotecas inmobiliarias de forma indiscriminada (subpryme).

  • La administración Bush intervino en la salida de la crisis de 2001, no permitiendo que el mercado realizara los ajustes necesarios.

  • La administración Bush debilitó la economía estadounidense, entre otras acciones con las guerras de Irak y de Afganistán.

  • La administración Bush no ha supervisado correctamente el mercado financiero.

  • La codicia desmedida de los empresarios y directivos de las entidades financieras estadounidenses de banca de inversión.

  • La estrecha relación del sistema financiero de todos los países del mundo ha hecho que la crisis estadounidense rápidamente se extendiera.

  • En España, los gobiernos de González, Aznar y Zapatero han sido nefastos.

Además, el mantenimiento de una moneda devaluada en China y la competencia debida al crecimiento de los países emergentes del G-5 (Brasil, China, India, México y Sudáfrica) o del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que presiona a las economías desarrolladas.

Desde el verano de 2008 se hace patente la crisis en los países occidentales desarrollados y algunos políticos comienzan a lanzar misivas populistas, como la del Presidente de España que dice que “hay que refundar el capitalismo”. En verano y otoño, la mayoría de los países desarrollados garantizan la solvencia de sus entidades financieras. A finales de año se reúne el G-20 para afrontar la crisis y Bush recibe a los presidentes advirtiendo que la economía de mercado es intocable y que no se tomen medidas proteccionistas. Desde entonces casi todos los países han tomado y siguen tomando medidas proteccionistas, complicando la situación y despilfarrando el dinero de todos los contribuyentes.

¿Cuál es el problema real?

Más que un problema es una situación insostenible que va a obligar a hacer cambios necesarios para el progreso humano. Tiene una perspectiva sistémica: cultural, económica, social y política. A la universal corrupción política se ha unido la corrupción financiera y el sistema no puede soportarlo.

Recordemos que el libre mercado, aceptado en el siglo 18, cambió el mundo dando un impulso histórico a la intelectualidad, ciencia, tecnología, economía y sociedad. En la cara negativa de este siglo, los ideales ilustrativos de libertad, igualdad y fraternidad. La riqueza generada por la economía de mercado y “la igualdad”, posibilitaron que a mediados del siglo 19 se aceptaran las ideas marxistas sobre el socialismo que la intelectualidad del siglo anterior había rechazado, después de la Revolución francesa de 1789 fue la mayor manifestación de la sociedad de masas que ha llevado a la situación actual.

Ya en el siglo 20, en la década de 1910, la empresa Ford duplica el sueldo de sus empleados y cuando otras empresas le imitan, aparece el consumismo de la década de 1920. Los banqueros aprovechan la ocasión para expandir sus actividades crediticias, apoyando el consumo con la concesión de créditos a particulares, apareciendo la sociedad del excedente. De esta forma se aumentaban los recursos disponibles y la economía crecía de una forma tan descontrolada como el crédito lo permitiera.

Los políticos aprovecharon la ocasión para incrementar el intervencionismo y erigirse en la clase dominante, pero al dedicarse a áreas que no les corresponde porque no constituyen de interés general, comienza la corrupción política que, a medida que crece el sector público, corrompe a toda la sociedad.

Esta sociedad del crédito ocasionó un gran desajuste económico que, debido al intervencionismo público, desembocó en la famosa Gran Depresión de 1929. El sistema era insostenible pero los banqueros y los políticos lo apoyaban en beneficio propio, se hicieron aliados y crearon leyes para controlar el crédito, así ambos protegían sus intereses.

Los cambios tecnológicos y el crecimiento económico, hicieron que durante el segundo y tercer cuartos del siglo 20, hubiera más dinero que necesidades, pero como ni los banqueros ni los políticos querían reducir sus privilegios, se mantuvo una exagerada creación de dinero mediante el crédito. Aprovechando esta situación, algunos avispados crearon nuevos productos financieros, completamente especulativos, que añadían la misma opacidad que la gestión gubernamental, de forma que al igual que los gobiernos no están al servicio de los habitantes, el mercado financiero tampoco lo está a la economía, incluso llega a quebrar empresas eficientes para obtener beneficios.

La economía occidental no puede sobrevivir a la doble corrupción financiera-política. Recordemos que Japón estuvo con una depresión económica durante 10 años por este motivo y ahora ha llegado a EE.UU. y a Europa. Es necesario que se reduzca el crédito, desaparezcan los derivados financieros y se descentralice la función política creando la sociedad de mercado.

¿Cuál es la solución financiera?

Trazar un plan a largo plazo para reducir la sociedad del crédito, revisando los acuerdos de Basilea.

¿Las consecuencias?

Una sociedad más clara, transparente, abierta y sostenible. Disminución de la actividad y beneficios de la banca comercial, tal vez la desaparición de la banca de inversión y, en la Unión Europea, la disminución del parasitismo social y la aceleración del desmantelamiento del Bienestar del Estado.


© 2007-actualidad Carmen Fiestas y Javier Marzal - nm@nuevomanagement.com