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Improductividad por disuasión

Javier Marzal, 09-06-2015.     Artículo en PDF

La habitual mala práctica de disuadirnos para utilizar un servicio o presentar una reclamación es una de las principales causas de la baja productividad de países poco democráticos.

 

 

Recientemente he presentado una queja en un banco on line, porque llevo varios años solicitando la clave operativa sin conseguirla. La última vez me dijeron: “Obviamente no podemos comprobar todos los envíos”, obviamente es una frase sin sentido, puesto que igual que los ordenadores hacen los envíos, también pueden comprobar si se han entregado; además, las personas que utilizan profusamente la palabra obvio o derivados son personas que hablan sin decir nada y abusando de quienes le escuchan, porque si es obvio no hace falta decirlo y la charlatanería es improductiva.

Todos somos usuarios de las grandes empresas y de las instituciones españolas. Por ello, podemos calificar su servicio como de baja calidad, coactivo y maltratador. Estas dos últimas características suelen ser delictivas. Hace poco escribí sobre los call centers españoles que son un buen ejemplo de estas malas prácticas disuasorias.

Para constituir una organización privada, empresarial o social, nos encontramos con numerosas trabas diseñadas para disuadirnos, para evitar que lo hagamos, para evitar que cambiemos las cosas y así mantener lo existente. España es un país conservador y esta cultura es una de las principales causas de la baja productividad española.

Una vez hemos creado la organización, nos encontramos con un sinfín de dificultades burocráticas ilógicas porque siguen planteadas, para disuadirnos en nuestro intento de ser emprendedores organizacionales y competir con el establishment.

Con la crisis, todos los políticos de La Casta afirman que van a ayudar a los emprendedores, pero esta promesa lleva décadas pronunciándose en periodos electorales, pero la realidad es que el sistema sigue trabando primero la iniciativa y después la productividad.

Continuando con la corrupción política-administrativa, existe otra decisión del stablishment (políticos y grandes empresarios profesionales que nunca han creado una empresa) que supone otra traba, mayor aún, para la emprendeduría social y para la empresarial que consiste en que la clase media es una de las más pobres de los países de Europa occidental, por lo que no tienen dinero para comprar innovaciones. Los bajos salarios españoles hacen una economía pobre y poco innovadora. Es una falacia muy extendida que las empresas necesitan salarios bajos para competir. La realidad es justo la contraria en países desarrollados: se requieren salarios altos para que la economía sea productiva y “sostenible”.

Las consecuencias de la corrupción sistémica española que ha creado estas trabas y el capitalismo de amigos, ha sido un crecimiento desmedido del sector de la construcción, la burbuja financiera -no sólo inmobiliaria-, la baja productividad, una elevada presión del sector público a la baja de los precios y de los salarios y un alto desempleo que han derivado en el colapso económico actual.

A pesar de ello, se habla mucho de cambiar el modelo productivo español, con recetas de política económica, cuando es precisamente la política económica, descrita en estas líneas el problema, y la única solución pasa por disminuir el intervencionismo político en la economía, no sólo eliminando el denominado capitalismo de amigos sino eliminando las trabas burocráticas a la actividad organizacional privada.

La disminución del intervencionismo estatal al mínimo posible daría lugar a un nuevo modelo productivo que crearía la iniciativa de cientos de miles de emprendedores organizacionales. Resulta llamativo que tras el fracaso del comunismo, todavía haya gente que plantea soluciones a problemas que se basan en la economía de planificación centralizada.

La libertad de mercado, la descentralización social, la eficiencia del sector público, el impulso de la emprendeduría empresarial y de la emprendeduría social son principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no conspirativo) y del Nuevo Management; es decir, de los modelos de la actual Era de la información.

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