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Pensamiento sistémico para abordar la complejidad

Carmen Fiestas, 1-04-2008.          Artículo en PDF

El pensamiento sistémico profundiza en la interpretación de los sistemas encontrando los arquetipos (patrones) que se repiten y que tienen que ver con los acontecimientos que suceden. En nuestra vida, conocer el pensamiento sistémico nos aporta una forma de comprender la complejidad de los procesos, siendo un instrumento clave para en el mundo empresarial.

Estamos viviendo el momento de transición hacia la Era de la información. Esto implica que todavía perviven aspectos de la era anterior, de donde partimos, la Era industrial.

Esto en sí mismo, significa que conviven tres formas básicas: la anterior, la de transición y la nueva. La complejidad de la transición implica cambio y transformación en constante dinamismo, con una mayor envergadura por la tendencia actual de la globalización.

Pues bien, para comprender lo que es el pensamiento sistémico, comprendamos lo que es un sistema. Un sistema está formado por diversas partes que interactúan con otras, fundamentando o estableciendo su existencia como un todo. Nuestra mente es un ejemplo. Nuestra mente gestiona nuestro cuerpo, mediante procesos, el cual está formado por diversos órganos que interactúan en el funcionamiento del resto, influyéndose. Véase la somatización de problemas emocionales o el dicho “quien mueve las piernas mueve el corazón” .

(La Neurociencia actualmente reconoce la interrelación entre neurología y biología, considerando que el funcionamiento del cerebro no consiste solo en sus acciones motoras no conscientes como respirar o andar, sino de todas las acciones cognitivas como hablar, pensar, etc. que también interactúan en sus funciones, tanto de forma no consciente como  consciente).

Nuestra mente, de hecho, es una mente sistémica. De forma no consciente nuestra mente regula y utiliza los recursos que precisa nuestro organismo además de nuestras motivaciones internas y externas. Saber cuáles son nuestros patrones mentales nos da opción a mejorar la calidad de nuestra vida y la coherencia y alineación de nuestros intereses físicos y mentales, permitiendo que ni la razón ni la emoción de forma independiente sean quienes, de forma aislada, predominen en nuestros comportamientos,  a la vez, que nuestra conciencia en el comportamiento incide en nuestras funciones biológicas.

Actualmente la diversidad cultural, la globalización, la innovación, la convivencia del paradigma actual están modificando los sistemas creados, influyendo en ellos y convirtiéndolos en otros sistemas complejos que nos abren un nuevo mundo de posibilidades y por ello es necesario recurrir a formas de pensamiento no lineales, que permitan una mejor compresión de los acontecimientos.

Conocer con detalle los antecedentes históricos y tener un gran conocimiento técnico o el talento no son bastante. Nos llevaría mucho tiempo, y nada garantiza que las experiencias pasadas nos sirvan para comprender lo nuevo, porque lo nuevo parte de contextos diferentes. El conocimiento también se nos queda corto, puesto que cada día la información es mayor y no podemos ni tenemos la capacidad para abordarla en su totalidad. El talento, por sí sólo, tampoco es suficiente para crear e innovar de forma reiterada sin profundizar en las necesidades del sistema al que se pertenece.

En un mundo complejo, la lógica no es suficiente para la correcta interpretación de las situaciones. La lógica lineal, el pensamiento cartesiano no son los que rigen a las personas ni a los acontecimientos solamente, puesto que no actuamos como los números ni las operaciones matemáticas. Este pensamiento lógico es insuficiente para manejarse dentro de los sistemas o de la complejidad. Descomponer las partes de un sistema para analizarlo, como se nos ha enseñado, tampoco sirve en todos los casos para la resolución de problemas.

El pensamiento sistémico profundiza en la interpretación de los sistemas encontrando los arquetipos (patrones) que se repiten y que tienen que ver con los acontecimientos que suceden. En nuestra vida, conocer el pensamiento sistémico nos aporta una forma de comprender la complejidad de los procesos para encontrar las maneras o posibilidades de mejorarlo o interactuar, conociendo las posibles consecuencias a priori.

El pensamiento sistémico es eficaz para comprender mejor el funcionamiento de las cosas, al abordarlas como un todo y no como partes aisladas. Nos permite saber como influir en la obtención de los resultados y, por tanto, cómo ejercer un mejor dominio en la propia vida, siendo un instrumento valioso en el mundo empresarial, tanto para la toma de decisiones, como para trabajar con equipos.

Los sistemas tienen una inercia, y los cambios en los mismos suelen producirse de forma retardada cuánto más complejo es el sistema. El pensamiento sistémico permite actuar con mejor sentido en el corto, medio y largo plazo. Al conocer mejor las estructuras y aspectos que intervienen, podemos anticiparnos mejor al futuro y acercarnos a lo que acaecerá.

Es la base de la claridad mental y de nuestra mejor perspectiva de las cosas al ampliar nuestro punto de vista.

Una forma de evitar, o por lo menos reducir, el esfuerzo permanente es conocer los patrones básicos que rigen e influyen en como actúa un determinado sistema. Es decir, no quedarse en el detalle sino profundizar o bucear en el funcionamiento de dicho sistema.

La impotencia que podemos sentir por la incertidumbre ante la complejidad queda mermada con el pensamiento sistémico, lo cuál la convierte en la oportunidad de entenderla como  múltiples posibilidades.


© 2007-actualidad Carmen Fiestas y Javier Marzal - nm@nuevomanagement.com