Las
cúpulas empresariales coinciden en afirmar que las personas son el principal activo o
valor de las empresas. Los
gurus añaden que hay que crear un nuevo management centrado en
las personas.
Este
nuevo foco en las personas, hizo que la década de 1990 fuera la del
cerebro en la ciencia y del autoconocimiento en la empresa.
La
demanda de servicios, cada vez más personalizados y sofisticados, hace
que gran parte de los requerimientos de los clientes no puedan
estandarizarse en su totalidad, como se hacía hasta ahora.
Por
ello, la capacidad de comunicación con los clientes y de comprensión
de sus nuevos paradigmas hacen que la individualidad, primero, y el
trabajo en equipo, después, sean necesarias.
Además,
se requiere utilizar más el pensamiento sistémico para poder
comprender las oportunidades y amenazas que generan los cambios en el
entorno.
En
definitiva, la innovación y el cambio están más próximos a las
personas individuales que a las estructuras, los medios materiales y las
técnicas del management.
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