Coaching...
¡Sí!
Debido principalmente a que la mayor demanda de Coaching
directivo y empresarial supera la oferta profesional
disponible, se está creando confusión sobre algunas
aplicaciones del Coaching en el mundo empresarial que
pretenden convertirlo en una especie de asesoramiento
filosófico-religioso, lo cuál está fuera de su ámbito,
cuando además, para eso, existen otras alternativas.
El
Coaching está de moda y eso es debido a su eficacia, con toda
seguridad. Hay una gran demanda actualmente y, en países como España
donde se ha introducido más recientemente, ha dejado espacio para que
algunos cursos de formación de dudosa calidad se ofrezcan alegremente a
las grandes empresas, a bajo coste.
No
obstante, también es una profesión en la que, indiscriminadamente, se
forman coaches sin una debida experiencia directiva; coaches que no
tienen la preparación profesional adecuada para poder tratar aspectos
empresariales de distinto orden, porque desconocen el ámbito
empresarial de los directivos y, por tanto, sin este conocimiento no
pueden comprender las problemáticas que plantean estos clientes,
imposibilitándoles la prestación de un servicio eficaz.
En
los países con más tradición de Coaching se diferencia claramente el Life
Coaching (Coaching Personal), al que probablemente deberían
dirigirse los coaches sin preparación empresarial, del Executive
& Corporate Coaching que es el específicamente dirigido a
directivos.
Otro
acontecimiento dentro del Coaching es la aparición de coaches que han
diseñado servicios que utilizan la potencia de esta herramienta, mezclándolo
con creencias e incluso técnicas filosófico-religiosas o de autoayuda.
Probablemente algunos lo hagan queriendo encontrar su diferenciación
del resto –oportunismo- o por propia convicción, trasmitiendo al
Coaching connotaciones que el Coaching no tiene. De esta manera, se
cargan realmente la función neutra del Coaching, desvirtuando su propósito,
objetivos y código deontológico, por lo que deberían omitir que
utilizan Coaching en sus propuestas.
En
el Coaching precisamente, se trata de que el coach no interfiera con su
mentalidad o creencias al coachee (persona que realiza un proceso de
Coaching). En un proceso de Coaching se trata de poder focalizar
aquellas creencias autolimitantes, bloqueos o paradojas y que la persona
adquiera otro enfoque distinto que le permita hacer y ser como requiere
el objetivo solicitado, para que la persona consiga lo que desea desde
sus propios principios y valores. Mal trabajo se puede realizar si ya se
está condicionando al cliente con otras ideas añadidas que no aportan
nada, mejor dicho, que aportan más limitaciones si cabe.
Estos
oportunismos y variedades fuera del fundamento del Coaching, y personas
de escaso valor profesional, son quienes realizan procesos incorrectos y
de escasos resultados. Igual que los libros de autoayuda tienen una
intención de dar otras alternativas, el resultado de muchos de estos
libros son fruto del oportunismo, de mensajes llenos de creencias
religiosas, otros proponen mil “claves” diversas para que, quien lo
lea, crea en milagros que son absurdos y que no funcionan, pero que han
buscado el impacto emocional en los lectores.
A
todos nos puede haber pasado alguna vez, que cuando tenemos un problema
nuestro deseo de afrontarlo nos conduzca a la búsqueda de soluciones,
recurriendo a la lectura o al trato directo con profesionales. Pero
usemos el criterio y no nos quedemos con los milagritos que van
destinados a nuestra parte ignorante. Usemos la parte constructiva
profesional y asesorémonos adecuadamente antes de dar crédito a
cualquier propuesta.
Otras
alternativas diferentes al Coaching, para aquellas personas que
requieran un asesoramiento o clarificación de creencias, son el
asesoramiento filosófico así como las nuevas terapias psicológicas
como las cognitivas y algunas psicodinámicas.
Estas
opciones mencionadas y el Coaching, provienen de fuentes profesionales,
colegios y asociaciones internacionales con un código deontológico que
avalan tanto las técnicas como la formación impartida, con la
certificación que reconoce la actividad que garantiza sus resultados,
protegiendo del abuso a los clientes que imparten procesos bajo esta
metodología.
En
resumen, sí al Coaching, pero proporcionado por profesionales con el
perfil adecuado a las necesidades.
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