Aprovechemos la crisis
para estudiar
De la
población española, sólo el 22% posee estudios secundarios no
obligatorios, frente al 47% de la Unión Europea (UE) y el 44% de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Los indicadores
recopilados por el Ministerio de Educación en su informe “Panorama de la
Educación 2010”, muestran cómo es el sistema educativo en 2007-2008 de
España en comparativa con la UE y la OCDE:
“Completar la
Educación Secundaria superior reduce el desempleo 8,3 puntos
porcentuales por término medio en los países de la OCDE entre la
población de 20 a 24 años de edad, y 5,3 puntos entre la población de 25
a 29 años de edad. En España estas cifras son bastante similares a las
anteriores, algo más elevadas con una reducción del desempleo de 10,7
puntos entre la población 20-24 y prácticamente igual, 5,1, puntos entre
la de 25-29 años. Estos datos ponen de manifiesto que la no posesión de
una cualificación de Educación Secundaria superior representa un serio
obstáculo para encontrar empleo”.
“Los jóvenes entre
25 y 29 años de edad con una titulación superior cuando se incorporan al
mercado laboral tienen dificultades en encontrar un trabajo acorde con
su nivel educativo. Un 23%, media OCDE, encuentran trabajo en
ocupaciones de un nivel profesional por debajo del correspondiente a su
nivel educativo. En algunos países como en España e Irlanda, en torno al
40% de los jóvenes están en esta situación”.
Los datos son
reveladores. Estudiamos menos que los países de la UE y la OCDE; quienes
estudian tienen menos desempleo que quien lo hace y mejor remuneración
- aunque por debajo de la UE y la OCDE-; también nos encontramos con que
su nivel profesional está muy por debajo de su nivel educativo, el 40%
en España en los jóvenes entre 25 y 29 años (un 17% por encima que los
países de la UE y la OCDE).
La relación entre
aquellos países con mejores resultados económicos y el nivel de
educación está comprobada: a más formación más desarrollo económico. En
nuestro país destaca la burocratización frente a esos mismos países y
tenemos menor formación en todos los baremos observados en este informe
del Ministerio de Educación.
Es preciso cambiar la
mentalidad de que el periodo formativo es un proceso que finaliza cuando
se encuentra empleo, o que es la empresa únicamente quien se ocupe de
proporcionarnos la continuidad, aunque éstas contribuyen a que las
personas alcancen la exigencia que requiere el mercado laboral. Los
profesionales con mentalidad burócrata, se respaldan en eso. Muchos
profesionales plantean rechazo a la formación que les facilita la
empresa, o se quejan de los horarios en los que la reciben o se quejan
de que el coste de la misma no lo cubra la empresa.
“La educación para
adultos, dentro del aprendizaje permanente, se considera crucial para
superar los retos de la competitividad económica y el cambio demográfico
y para combatir el desempleo, la pobreza y la exclusión social, que
marginan a un número significativo de personas en todos los países. Por
tanto, la inversión en educación y formación después de finalizar la
formación inicial es fundamental para mejorar las capacidades de la mano
de obra y aumentar el conjunto de los niveles de cualificación de las
personas. La participación en la educación y formación a lo largo de la
vida depende, entre otros factores, del nivel educativo de la población
de 25 a 64 años.
Si se tiene en
cuenta el nivel educativo de esta población en el conjunto de los países
de la OCDE, los adultos que han alcanzado una titulación superior tienen
una tasa de participación de 20 puntos porcentuales superior a los
adultos con una titulación de secundaria superior y éstos a su vez una
tasa de participación de 18 puntos porcentuales más que los adultos que
únicamente han alcanzado la primera etapa de Educación Secundaria. En
España estas diferencias son muy parecidas, 16 puntos porcentuales más
los que poseen una titulación superior y 18 puntos más los que poseen
una titulación de Educación Secundaria superior que los que no alcanzan
este nivel educativo”.
El momento actual de
crisis es idóneo para adquirir nuevos hábitos en temas de preparación
educativa, una buena inversión de futuro para los jóvenes que tienen que
abrirse camino y para los maduros que no quieran quedarse fuera del
mercado de trabajo por no adquirir habilidades y competencias actuales,
además que es ahora cuando ha aumentado la demanda de personal con
mayores exigencias.
Para cambiar este
panorama, la formación continua es una de las medidas más recomendables
e inmediatas, además de que hoy es posible, no sólo mediante la
formación académica, sino con otras orientadas a las nuevas competencias
y exigencias de mayor cualificación.
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