La predicción es esencial
para la eficiencia
Las empresas capaces de hacer las predicciones oportunas a tiempo sobre
las diversas situaciones de cambio, adaptándose a ellas, son eficientes
y sostenibles.
Generalmente, los
sistemas creados en las empresas para ser eficientes han procurado la
homeostasis o estabilidad a través de la constancia e
insistencia para la regulación del sistema en momentos de cambio,
traducidas éstas a métodos y procesos de control que procuren un “nivel
óptimo” fijo, corrigiendo las desviaciones mediante planes de
recuperación para que afecten lo menos posible a ese punto de
estabilidad considerado como nivel óptimo.
Pero si algo
caracteriza la actual Era de la información es la complejidad e
incertidumbre, así como un entorno dinámico, cambiante y con gran
cantidad de información, donde los sistemas y modelos heredados son,
habitualmente, insostenibles.
Por este motivo,
generalmente, los parámetros del contexto actual no son constantes, pero
su variación no significa desviarse o perder el supuesto “nivel óptimo”,
sino que precisamente es el cambio, las variaciones, la apertura a
nuevas posibilidades, la innovación, las que proporcionan la estabilidad
y llevan a conseguir en cada momento el nivel óptimo. Esto es lo que he
denominado “alostasis empresarial” (C. Fiestas, 2011), para
referirme a que es el cambio el que produce la estabilidad y
permanencia de la empresa, en contraste con la homeostasis que se
refiere a que es la estabilidad la que proporciona sobrevivir a los
cambios. (El término alostasis fue acuñado por Sterling y Eyer
(1998) para referirse a la regulación fisiológica, en contraste a la
homeostasis).
Las empresas deben
funcionar eficientemente, para lo cual se precisa predecir qué
recursos serán necesarios para la alostasis empresarial. Entre otros,
desde un enfoque sistémico, serían los recursos que se requieren para
ser capaces de atender los cambios en:
-
el enfrentamiento
a la realización de la propia tarea,
-
la adaptación a la
demanda esperada y una respuesta acorde a la misma, el uso de
mecanismos y procesos idóneos para atender aspectos contingentes y
para competir en el mercado, no sólo para conseguir la
supervivencia,
-
estructuras
organizativas,
-
ideas e innovación
Para ello, se precisa
de un análisis continuo de las prioridades, de la disponibilidad de los
recursos, así como de un sistema de predicción muy rápido, pues
en caso contrario obtendríamos una optimización basada en condiciones
pasadas y no en las inmediatas o emergentes. Habría un nivel de
predicción para aquellas condiciones más probables en el momento más
próximo o inmediato y otro nivel de predicción para el curso de cambio
que seguirán en el tiempo las mencionadas condiciones.
La resistencia al
cambio puede producir un agotamiento del sistema o su anacronismo. Por
otra parte, la falta de predicción de los recursos puede tener como
consecuencia una sobrecarga o estrés, que perturbará la alostasis:
-
Cuando no hemos
resuelto una situación y otra se nos viene encima. No resolvemos las
situaciones adversas. Las consecuencias son a corto plazo o
inmediatas.
-
Cuando no nos
adaptamos a una situación, porque sea difícil o porque nos cause
temor. Las consecuencias son a corto plazo.
-
Cuando no hay
periodo de reparación o recuperación de los recursos, estructurales
o económicos invertidos. Las consecuencias son a medio plazo.
-
Por falta de
efectividad o desorden. Por ejemplo, cuando algunas áreas de la
empresa son poco efectivas produciendo actividad extra en otras como
compensación o regulación. A medio o largo plazo esto puede generar
desórdenes crónicos.
Estas mismas claves
son de aplicación también en las personas, no sólo en las
organizaciones. Nuestro cuerpo es un sistema complejo que, a través de
la gestión emocional, es capaz de predecir y preparar las condiciones
físicas anticipándonos a las necesidades que podemos requerir en cada
situación. El cerebro, a través de la evaluación cognitiva, traduce la
experiencia de la persona en activación de los efectores alostáticos
sistémicos para producir el ajuste del organismo.
La clave es
conocernos, estar al tanto de nuestras señales de alarma que
manifestamos en un nivel físico ante las diversas circunstancias,
atendiéndolas, antes de manifestar una sobrecarga que agote nuestro
organismo si las condiciones adversas se sostienen de forma continuada
durante mucho tiempo.
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