Los estereotipos son el conjunto de creencias culturales compartidas
sobre las características de un grupo social o creencias personales
sobre esas características que utilizamos para categorizar. Se adquieren
mediante la experiencia y el proceso de socialización con familiares,
compañeros de trabajo, medios de comunicación, etc. La estereotipia
sería el grado en que cada persona asume esas creencias estereotipadas y
compartidas.
Dicha categorización es un proceso cognitivo básico que empleamos de
forma automática para manejar la información de forma rápida y eficaz,
cuyo esquema predomina cuando no realizamos un análisis exhaustivo sino
que nos fijamos en los rasgos externos superficiales para clasificarlos
u organizarlos dentro de una categoría conocida. Por ello, lo empleamos
en la selección cuando nos relacionamos con los demás pudiendo dar
origen a prejuicios. Existe la tendencia a ignorar sutilmente la
información inconsistente con nuestros esquemas procesando la
congruente, lo cual sesga sustancialmente nuestra percepción e
interpretación sobre las personas y los sucesos. También suelen
exagerarlos o simplificarlos en demasía.
Conductual y afectivamente también nos afectan los estereotipos, ya que
nos predisponen con una carga afectiva en las actitudes que tomamos,
además de aportarnos información sobre la conducta esperada de una
persona.
Estas creencias suelen ser bastante rígidas, poco flexibles y reacias al
cambio aunque se obtenga información que las desconfirme. Del mismo
modo, podemos ser “estigmatizados” a causa de los prejuicios de los
demás.
Dentro del ámbito empresarial son frecuentes falsos estereotipos, tal
vez no sólo procedentes de la cultura empresarial compartida, sino
también de la cultura social, que dan como resultado tanto la
discriminación en el reparto de tareas, como es el caso de los
estereotipos sobre género, como el de una baja productividad por quienes
han sido protagonistas de juicios prejuiciosos o estereotipados; por
ejemplo, por cuestiones de raza o económicas. La motivación de las
personas puede ser baja en este caso o pueden incrementarse los niveles
de estrés o ansiedad, incidiendo en los resultados.
Uno de los estereotipos más extendidos es que el hombre es más fuerte
que la mujer y, por ello, ciertas tareas son difíciles de desempeñar por
ellas. Pero hay que tener en cuenta que hoy en día cada vez existen más
procesos y trabajos que se llevan a cabo gracias a una tecnología
avanzada, que pueden manipularse sin necesidad del uso de la fuerza
física. Luego es un estereotipo que hoy tiene sentido revisar y poner al
día.
Otro ejemplo es el relacionado con la competitividad y el poder.
Generalmente se suelen percibir más competentes a personas con mayor
estatus y poder y menos competentes con un estatus y poder bajos. Otros
estudios demuestran que a mayor estatus y competencia más frías se
considera a esas personas.
Otro estereotipo sería el considerar que quien tiene más conocimiento o
formación académica tiene más talento que quien tiene menos formación.
No siempre la innovación parte del conocimiento sino de la capacidad
para crear, adquirida mediante la experiencia, o para atreverse a romper
paradigmas establecidos.
A nivel social es de actualidad la protección que se está realizando por
parte de instituciones públicas en defensa contra la violencia de
género, que normalmente se está dirigiendo a la mujer por considerarla
en una categoría de “persona débil e indefensa”, lo cual a veces incide
en que dicho estereotipo perjudique a un hombre que ha sido agredido por
una mujer, ya que la tendencia es que sea poco creíble ante un proceso
judicial.
Nuestras creencias conforman nuestros límites de crecimiento. Por eso el
revisarlas nos puede dar la clave para el desarrollo y progreso de las
empresas, las personas y la sociedad. La base de situaciones que no
sabemos afrontar, o que afrontamos incorrectamente, seguramente está en
algunas creencias que sirven de barrera para que afloren o aumenten
nuestras capacidades. Si discernimos con errores los resultados son
erróneos o menos satisfactorios que teniendo una amplia visión y
análisis de las cosas.
El tema de hoy es
prioritario y fundamental pues nos regimos por leyes externas (sociales)
o internas (principios); éstos parten de estereotipos y prejuicios
influyendo en nuestra percepción y respuesta ante los acontecimientos,
formando parte de nuestras motivaciones y conducta. Es imprescindible
revisarlos cuestionando los falsos estereotipos y prejuicios cuanto
antes. Generalmente habréis observado que insisto mucho, a través de mis
artículos, en revisar todos aquellos procesos que realizamos de forma
automática. Se debe a la importancia que tienen para conseguir mejores
resultados y capacidades, pues ellos conforman el perímetro que nos
permite abrir las puertas hacia el mundo de las posibilidades, cuestión
que es objetivo principal de
Nuevo
Management.