El siglo 21 es un mosaico en el que conviven derechos
humanos, en teoría en países civilizados, con prácticas que los
transgreden; conviven los avances tecnocientíficos junto con la
falta de medios y la lucha por la supervivencia; el
enriquecimiento con la pobreza, el poder judicial con la falta de
aplicación de las leyes: corrupción y estafa social de los propios
gobernantes.
Aún en pleno siglo 21 no se ha alcanzado la igualdad entre
las personas de diferentes sexos en el ámbito laboral ni social.
Sigue permaneciendo la herencia de costumbres y reglas del pasado
con las nuevas ideas de esta Era de la información donde el cambio
de dicha herencia es la clave del progreso. Parte del cambio
consiste en que el mosaico en el que nos encontramos sea más justo
y homogéneo, intentando eliminar la consecuencia de que en el
mundo exista la lucha permanente entre el que carece de valores y
entre el que no es capaz de adquirirlos siendo responsable
trabajando para el bien humano y para la extinción de aquellos
abusócratas. Por estas y otras razones que ya se han comentado en
artículos anteriores, el punto de mira de esta Era se centra en
las personas, que son las que mediante su cambio en sus mapas
mentales están en disposición de producir los cambios en su
entorno.
Teniendo en cuenta este orden de contradicciones sociales,
que se corresponden con el orden de contradicciones de las
personas, me parece interesante tratar uno de los aspectos que se
considera de vital importancia y que todavía no se ha resuelto;
es la conciliación de la
vida laboral, familiar y personal. ¿Cómo es posible que hoy en día
la conciliación dependa más de la disposición del empresario hacia
sus empleados que de la aplicación de una ley equitativa y justa?
Por un lado, se pretende potenciar la natalidad, pero por
el otro, cada vez es más difícil que una familia tenga hijos y
pueda trabajar dignamente para sustentarlos. Ya no hay
diferenciación entre que sea el padre o la madre a la hora de
obtener el permiso de lactancia, si bien, hay que tener en cuenta
que cada vez el número de familias monoparentales es mayor, lo que
obliga al progenitor a tener que disponer de una reducción de
jornada laboral para hacerse cargo de sus hijos, ya que en caso
contrario deberá destinar una gran parte de sus ingresos (si los
tiene) a que terceros (guarderías, canguros, etc.) les atiendan.
El empresario cumple con muchas funciones sociales, además
de las relacionadas con el desarrollo de su negocio. Interviene en
el crecimiento económico de su ámbito geográfico además de la
formación de sus empleados, y en el caso de multinacionales,
incluso interviene en la globalización de procesos e intercambio
tecnológico y de conocimiento entre los diferentes países,
contribuyendo a aumentar el nivel de progreso.
Actualmente los empresarios y directivos son una pieza
clave dentro de este mosaico, ya que están contribuyendo al cambio
necesario. Debido a sus posibilidades de incidir en tantas
personas y en el entorno es por lo que
Nuevo Management
les considera cruciales para realizar esta profunda transformación
social, que después sea trasladada a las leyes, extendiéndose de
un país a otro.
El management tradicional (druckeriano), heredero de la Era
industrial, era fragmentario; sin embargo, desde hace décadas, en
todos los ámbitos sociales estamos intentando integrar, realmente,
al individuo en la sociedad y en las organizaciones, de forma que
actualmente no se comprenden los intereses de una organización o
de una sociedad aislados de los intereses de todos los individuos
que la componen; no dejando espacio para los intereses
incompatibles, propios, por ejemplo, de los clásicos dirigentes
explotadores.
Precisamente este enfoque integrador y de capacitación
individual es la base de
Nuevo Management.