La toma de decisiones es un
proceso de deliberación, en el cuál evaluamos diversas opciones.
Esta actividad es una de las más frecuentes que realizamos a lo
largo de nuestra vida. Conviene saber que dependiendo de nuestro
estado emocional, así haremos una interpretación de la situación
de las cosas que intervienen en la decisión a tomar, que estará
impregnada de dicha emoción.
También ocurre que el resultado
de las experiencias que vamos recopilando a lo largo de nuestra
vida (agradables o aversivas), influye, de una manera muchas veces
no racional, en determinar las elecciones que hagamos.
“En cada situación de
elección se generan unos correlatos emocionales positivos o
negativos en función de las consecuencias (agradables o aversivas)
que se deriven de ella.” (Psicología de la Emoción, 2010. Pág.
217).
Mediante numerosos estudios se ha constatado que un estado
emocional positivo fomenta la flexibilidad mental a la hora de
encontrar soluciones a situaciones problemáticas, porque facilita
la asociación de ideas y la categorización de elementos,
favoreciendo el establecimiento de relaciones diversas y novedosas
entre estímulos (Isen, 2002; Murray, Sujan, Hirt y Sujan, 1990).
Se encuentran soluciones más creativas e innovadoras.
Las empresas invierten en
conocer el clima laboral y el estado de las relaciones entre las
personas que forman su colectivo, porque es un vector que influye
positiva o negativamente en los resultados. También utilizan
incentivos y recompensas para generar no sólo motivación en el
trabajador, sino también para que valore positivamente la
experiencia que le condujo a conseguir dicha recompensa.
Hoy en día, en España, las
altísimas cifras de desempleo están originando consecuencias duras
para muchas familias que han retrocedido a un nivel de
supervivencia, en lugar de ir hacia el nivel de consecución de
metas. Por ello, demasiadas personas están generando estados
emocionales que les conllevan a la depresión o la desesperación
propia o también que esto afecte a sus familiares o allegados. En
dichos estados, no es fácil ser creativo ni innovador, ni tener
una buena productividad laboral. Del mismo modo, las decisiones
que estas personas afectadas tomen estarán influenciadas por un
estado de ánimo negativo, lo cual no ayuda a encontrar resultados
satisfactorios, ni para ellos ni para las empresas en las que
trabajen, ni para el propio país.
¿Cómo se puede revertir esta
situación? Es como la pescadilla que se muerde la cola, no hay
trabajo luego no hay ingresos, esto conlleva a dificultades y
problemas lo cual conlleva a un estado emocional negativo, lo cual
conlleva a peores resultados y a tener menos soluciones
originales.
Un estado emocional positivo
nos induce a ser más audaces si el riesgo es bajo y las pérdidas
son irrelevantes, mientras que cuando el riesgo es alto y las
pérdidas son relevantes nos hace ser más prudentes.
Ahora más que nunca, conviene
encontrar actividades que favorezcan un estado de ánimo positivo.
Tomar las decisiones importantes cuando nuestro estado de ánimo
sea óptimo. Si nuestros pensamientos son negativos, pararlos,
hacer algo que nos entretenga y nos agrade, por ejemplo: escuchar
música, hacer deporte, pasear… Cuando veamos que nuestro estado
emocional es más positivo entonces retomar aquellos asuntos que
requieran una decisión. Una vez tomada la decisión, actuar.
Encontrar nuestro estado
emocional positivo para pensar, pensar para decidir, decidir para
actuar.