Hay términos o expresiones que
proceden de corrientes de pensamiento psicológico que han
trascendido su ámbito de aplicación y que ahora son conocidas y
utilizadas en el ámbito empresarial y por las personas en general,
como por ejemplo el término empatía. Muchas veces, sorprende
también que no se utilice adecuadamente en su significado,
formando parte de lo que se llama psicología popular.
Se da mucho valor a que las
personas tengan y/o desarrollen su capacidad de empatía, el ser
capaces de ponerse en el lugar del otro, vivenciar sus
sentimientos o emociones, pues esto favorece la comprensión del
otro o el entendimiento de cómo éste toma sus decisiones. Escuchar
a los demás y entender sus motivaciones o sus problemas. Hoy en
día, la empatía es considerada una de las habilidades
fundamentales para liderar equipos de trabajo, para trabajar cara
al público o al servicio de este, también otorga la ventaja de
poder anticiparse a los acontecimientos debido a la previsibilidad
que comporta conocer el comportamiento o sentimientos de los
demás; por ello normalmente las personas con empatía obtienen un
alto reconocimiento social y popularidad.
Sin embargo, menos popular pero
no menos importante y valiosa es la capacidad de saber estar en el
sitio que nos corresponde. Si la empatía es saber ponerse en el
lugar del otro, no existe un término para referirse a estar en el
sitio de uno mismo. La gran complejidad social a la que hemos
llegado, que implica una gran delegación de responsabilidades y
poder hacia otras instancias o personas, conlleva a que otros
tomen decisiones por nosotros que afectan a nuestra vida,
fomentando una menor responsabilidad personal. Por este motivo es
conveniente que las personas asuman la responsabilidad sobre sus
vidas (autorresponsabilidad) que implica estar en nuestro sitio,
no dejando que otros lo invadan.
Existe el refrán popular de que
“el tiempo pone las cosas en su sitio”. Mi artículo tiene la
intención de que seas tú el que te pongas en tu sitio, de que
pongas en práctica la coherencia entre lo que quieres o valoras y
lo que haces para conseguirlo.
Ponerse en el sitio de uno
tiene que ver con la capacidad de que otros no nos saquen de
nuestro sitio, de que no nos manipulen o manejen. A veces lo
precipitado de una situación nos hace actuar sin reflexión y de
forma errónea. Otras veces, creemos tener miedo a decir o hacer lo
que pensamos por temor a perder una relación, o por temor al tipo
de respuesta de otra persona, por su agresividad, por su dominio o
por creer que le decepcionamos. Podemos responder mediante una
comunicación verbal o actuar, pero la cuestión es si lo que yo
haga con ello me separa de mis valores, si me deja en una posición
de inferioridad, si va en menoscabo de mis derechos fundamentales.
A veces, no basta con ser asertivo (conocer los propios derechos y
defenderlos respetando a los demás), además es necesario tener
suficiente información y análisis de la situación.
Dentro de las relaciones
interpersonales que mantengamos es necesario conocer que aspectos
en general mejoran dichas relaciones, cuales las empeoran o las
hacen perjudiciales para nosotros si no somos capaces de
reconducirlas. En primer lugar información suficiente acerca de
qué valores realmente son importantes para nosotros por un lado y,
por otro, evaluar qué se quiere exactamente de nosotros y qué
queremos nosotros de los demás.
Poner límites en las relaciones
es favorable porque crea el contexto que permite donde la misma se
puede desarrollar. Estar en tu sitio, mantenerte en los valores
que haces propios, favorece el respeto de los demás, también marca
el límite de las relaciones, te hace sentirte bien contigo mismo y
genera justicia. No estar en tu sitio te debilita, te pone en
situación de inferioridad. Desde ese punto, no puedes ser justo ni
contigo ni con los demás.
Muchas personas cuando quieren
conseguir algo de nosotros acuden a diversas tácticas de
influencia o chantajes emocionales, otras veces nos proponen
directamente las cosas, sin ambages. La cuestión es qué decisiones
tomamos con respecto a lo que otros nos proponen, con respecto a
una situación concreta que tenga que ver con nosotros y como
respondemos a ello.
Saber estar en el sitio también
es importante a nivel colectivo. Dentro de una empresa, consiste
en evaluar costes de todo tipo (materiales y humanos) frente a
beneficios (materiales y humanos). Aprovechar las ventajas
competitivas, llevar a cabo sus planes corporativos. Para los
empleados, ser productivos obteniendo el trato de respeto y la
retribución asignada, realizar las tareas que forman parte de las
funciones relacionadas con el puesto de trabajo.
Estar en el sitio tiene que ver
con la autorresponsabilidad. En el ámbito profesional esto implica
valorar las perspectivas y consecuencias de nuestra actividad, la
de nuestros compañeros, la de nuestra empresa, la de nuestro
sector de actividad económica, así como la repercusión en nuestros
stakeholders (accionistas, clientes, proveedores, etc.) y en la
sociedad en su conjunto.
Recuerdo una anécdota de mis
primeros trabajos como secretaria en el que preparar el café casi
todas las mañanas e invitar a mis compañeros, condujo a que una
mañana uno de ellos me exigiera tener el café preparado. Le
respondí que se lo hiciera él. El trató de convertir mi
generosidad en una obligación. Al intentar posicionarse sobre mí,
él estaba saliéndose de su sitio a la vez que quería sacarme del
mío. Intentó asignarse un poder que no tenía. Por este motivo, yo
le respondí de esa forma poniéndole en su sitio y no dejando que
se apoderara del mío. Días después, fue mi compañero el que hizo
el café y me invitó. Y a partir de ahí, la tarea de hacer café
pasó a ser una tarea que todos realizábamos.
Esta interacción forma parte de
uno de los aspectos más importantes en cualquier tipo de
relaciones, incluidas las profesionales, que consiste en la
negociación del poder de cada uno y del sitio que ocupa. Cuando
estamos en nuestro sitio conseguimos que los demás estén en el
suyo o, al menos, que no ocupen nuestro espacio, decidan por
nosotros, asuman nuestras responsabilidades, nos perjudiquen,
abusen o creen una falsa imagen de nosotros.
Todas estas características
hacen que las personas que no están en su lugar sean poco
productivas en su tarea y en sus relaciones empresariales,
propician las luchas de poder, y desde mi opinión profesional, lo
que hoy se llamaría comúnmente tener baja autoestima, para mi
deriva, entre otras cosas, de no estar en tu sitio, ya que no
estarlo está directamente relacionado con el autoconcepto.
La capacidad para estar en tu
sitio forma parte de las cualidades que
Nuevo
Management considera valiosas.