En anteriores Eras, han prevalecido los sistemas dirigidos desde
el poder de unos pocos sobre los demás. Unas veces este poder ha
sido concedido de forma consensuada y otras veces ha sido
adquirido por la fuerza o por la herencia. Hoy en día, en la
actual Era de la información, este sistema rígido y jerarquización
de las decisiones no es viable.
Las sociedades, no olvidemos que están formadas por personas, no
pueden permitirse el lujo de permanecer ajenos a los estropicios y
abusos que han derivado del mal uso del poder. En muchos casos, el
poder es opaco y no deja paso a que la mayoría conozca las
fechorías que se mantienen ocultas a los interesados/perjudicados.
La corrupción actual viene dándose hace mucho tiempo, sólo que
ahora es conocida públicamente.
En España concretamente, los dirigentes (políticos y
empresariales) suelen blindarse su seguridad de permanencia y la
vigencia de ingresos
económicos y privilegios una vez finalizado su mandato. También
son impunes a la ley, pueden
disponer de los bienes de quienes les mantienen y obstaculizar,
con retorcidas condiciones y malas prácticas la condición del
derecho de los ciudadanos, el sistema corrupto crea subsistemas
que también lo son. Desafortunadamente, los sistemas de control
que deberían garantizar el buen uso de los sistemas no lo cumplen.
La inercia de los sistemas los mantiene durante un periodo de
tiempo, que suele ser un periodo de decadencia, hasta que un nuevo
sistema lo sustituye. Lo deseable sería elaborar ese nuevo sistema
sustitutorio con la suficiente antelación para que el sistema
decadente no destruya la sociedad.
El mundo empresarial, que colabora en el mantenimiento y sustento
económico de los países, además de participar activamente en la
formación de las personas, debe
conseguir actuar sin frustración, enfocarse en la innovación en
profundidad y conseguir que los gobiernos sean conscientes de su
labor social y apoyen esta labor de cambio e innovación a las
empresas, actuando no como un obstáculo sino como palancas para su
crecimiento.
Las empresas deben, a
su vez, ser conscientes de que el cambio es necesario en su manera
de dirigir y promover el talento además de la innovación de sus
organizaciones.
La innovación ahora también es imprescindible a nivel colectivo e
individual, en los entornos en que las personas nos movemos
habitualmente, es decir, en los grupos a los que pertenecemos:
relaciones de parentesco, relaciones sociales, relaciones de
trabajo, relaciones educativas, etc. La sociedad se ha vuelto más
exigente, lo cual es indicio de una participación más crítica si
bien, se precisa que además sea proactiva en el cambio que
requiere la actualidad.
Los cambios de enfoque (apertura mental), la innovación, el
desarrollo del talento, la aplicación y conocimiento de los
progresos científicos, son principios que forman parte de
Nuevo Management
necesarios para abrirse al mundo de las posibilidades de la
actual Era de la información.