En los años 60, se realizaron diversos estudios científicos
respecto al empleo de esta técnica y demostraron que su uso
proporcionaba una mejora de la concentración y de la memoria
visual a corto plazo, aunque durante un periodo de tiempo
limitado. Herbert Benson, profesor de medicina de la Universidad
de Harvard (EEUU) concluyó que su práctica contrarrestaba los
mecanismos cerebrales asociados al estrés. Otros estudios
demuestran una correlación entre dicha práctica y cambios a nivel
neuronal que intervienen en un incremento de actividad en el
lóbulo frontal izquierdo del cerebro, que es donde residen las
emociones positivas, al tiempo que se reduce la actividad de la
región derecha. Hay diversas técnicas de meditación, no todas
ofrecen los mismos resultados. No obstante, no se han realizado
todavía ensayos clínicos que demuestren objetivamente cómo
interviene cualquier forma de meditación, por sí misma, en la
mejora de diversas patologías, aunque como se asocia a la
reducción de estrés que si incide de forma directa en la mejora de
la salud, se considera que su práctica es ventajosa para la misma.
En países americanos la meditación “mindfulness” es una especie de
fenómeno que está de moda entre las masas: se utiliza en escuelas,
en el ejército, prisiones, consultores y empresas, por millones de
americanos habiéndose generado toda una industria comercial en
torno a ello, así como una amplia literatura sobre el tema:
terapia mindfulness, comer en forma mindfulness, liderazgo
mindfulness, política mindfulness, padres mindfulness, el cerebro
mindfulness, etc.
Para algunos, indicar que estos métodos parten de antiguas
tradiciones budistas les sirve de promoción a la vez que les da un
cierto caché por ser técnicas de meditación muy utilizadas y
testadas, sin embargo, otros más orientados al mundo empresarial
proponen programas mindfulness desligados de creencias budistas
para conseguir un producto con mayor aceptación en el mercado.
Ha sido tal la extensión de esta moda que se le está atribuyendo a
la meditación cualidades que no tiene. Se prometen resultados
magnificados algunos y otros inciertos. Su difusión está
considerando a la meditación como la panacea con la que obtener
beneficios con la mera práctica de la misma. Por ejemplo, si bien
es cierto que puede producir mejoras en el nivel de estrés, o en
la atención, hay que tener en cuenta que eso sucederá siempre y
cuando otros aspectos que influyen directamente en el estrés y la
atención se estén dando. Aspectos que influyen son: pensamientos,
acciones, comunicaciones, hábitos de vida sanos, evitación de
conductas de vida poco saludables, cómo nos ganamos la vida, en
qué ambientes nos movemos y cómo pueden afectarnos, etc.
La preocupación, extendida en el mundo empresarial, sobre cómo
conseguir reducir la cantidad de estrés que afecta a tantos
empleados, les lleva a utilizar también estas prácticas
mindfulness con la esperanza de alcanzar objetivos o aumentar la
productividad.
Entendamos que todo lo que se haga en beneficio de las personas
influye en la mejora de los resultados siempre y cuando a la par
nos centremos en la resolución de los problemas. La evitación del
problema no es la solución del problema, sino todo lo contrario.
Algunas empresas pueden caer en la conveniente excusa de que hacen
lo posible por conseguir buenos resultados al proporcionar a sus
empleados el acceso a programas de coaching o, como muchas
empresas americanas, a programas de moda como el mindfulness,
perdiendo de vista su responsabilidad y poniéndola sobre los
hombros de sus empleados.
Por ejemplo, si mi pie sangra porque me he clavado una astilla,
puede que me alivie masajear la zona para calmar el dolor y me
sienta mejor con ello, pero si no saco la astilla y detengo el
sangrado, el masaje por sí mismo no va a solucionar el problema.
La astilla es el problema en ese momento, detener el sangrado
después y evitar la infección también lo es.
Muchas personas, en una búsqueda de su mejora personal, practican
éstas y otras técnicas de relajación, también sienten la necesidad
del disfrute para paliar esfuerzos, pero consideremos que detrás
de todo ello puede haber una forma de evitación de la
responsabilidad que conlleva hacerse cargo de una forma activa de
la solución de los diversos problemas y retos que les atañen.
A veces depositamos demasiadas expectativas o expectativas
incorrectas en la función que tienen diversos métodos y enfoques
nuevos por nuestro ánimo de mejora continua, debido a una
comercialización y marketing incorrectos que buscan más el efecto
mágico y el impacto masivo del producto que las verdaderas
ventajas que éste aporta y esto cala en las creencias de las
personas produciéndoles sesgos que aumentan sus expectativas. La
meditación es beneficiosa, pero no milagrosa.
Seguramente, si el mindfulness tiene tanta aceptación en los
países americanos pronto llegará a nuestro país. Cuando esto
suceda, sería conveniente que tengamos buenas referencias sobre
ello, veamos qué ventajas y qué posibles inconvenientes tiene para
aplicarlo correctamente. Para quienes estén interesados, les
recomiendo el artículo: “Beyond McMindfulness” de Ron Purser and
David Loy publicado en The Huffington Post U.S., 2013.
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