La mayoría de empresas mantienen como forma de administración y
control el orden jerarquizado de su estructura basándose en el
poder y la autoridad. Son estructuras básicamente piramidales,
donde a nivel más alto más poder y autoridad y a nivel más bajo de
la estructura menor poder y mayor obediencia.
Estar en el puesto más bajo de la pirámide también suponía menos
responsabilidad en las funciones, obligando a que fueran los
niveles altos los únicos que debían desempeñarla. Esta cesión de
responsabilidad y poder en otros, muchas veces, ha participado en
que no exista restricción en el abuso, pues la autoridad y control
se ejerce de arriba a abajo de la pirámide y
no permitía que se diera de abajo hacia arriba de la misma.
(Véanse otros artículos que tratan sobre la jerarquía y su
obsolescencia en este sitio, por ej.: “Dependencia en las
relaciones profesionales” C. Fiestas, 9-7-2013).
En la actual Era de la información se está dando el fenómeno de
que muchas de las grandes empresas que fueron creadas bajo la
influencia de la Era industrial no sobreviven (lo que ha incidido
de forma directa en el aumento de desempleados). Requieren de una
remodelación en su cultura corporativa para adaptarse a los nuevos
tiempos, en la forma de sus estructuras jerarquizadas y en su
mentalidad. No seguir la inercia, sino cuestionarla. Sus
organigramas suelen ser complejos pero piramidales en todas las
áreas.
Por otro lado las PYMEs,
no tienen el apoyo necesario para vencer los múltiples obstáculos
burocráticos y económicos que les impone la administración del
Estado, por eso no pueden generar más empleo, o no tanto como
quisieran. Además, generalmente su idea de negocio no admite
riesgos, sino que busca el negocio imperecedero basado en las
necesidades del mercado de tipo básico. Estas empresas no
contribuyen en general al reconocimiento de talento ni tampoco
suelen estar abiertas a la creatividad, pues es arriesgada para
este tipo de estructura. Pero si mantienen el empleo. Su
organigrama es sencillo pero también suele ser piramidal.
El emprendedor actual tiene ideas y no necesita tantos recursos
económicos para poner en marcha su idea de negocio. Suele estar
apoyado por las nuevas tecnologías de las telecomunicaciones, de
la energía, y del producto o servicio, en general innovador, que
genere tendencia o que satisfaga las necesidades emergentes del
mercado. En contrapartida, rompe con las mentalidades cerradas
pero satisface al mundo emergente. Si no puede poner en marcha la
idea no podrá generar empleo. El organigrama, más plano, se
extiende en fuentes de colaboración externas.
Cada uno de los tipos de empresa mencionado tiene su función y
cada una de ellas un trabajo que hacer a nivel interno.
Concretamente en España, es la administración del Estado quien
debiera apoyar financieramente a la empresa, tal como lo hizo con
los bancos, o como lo hace con la industria automovilística. Pero
no está propulsando el empleo ni está apoyando a la empresa,
porque no está siendo realista con la situación de cambio que se
produce en la empresa y el mercado en estos tiempos. (Básicamente,
la mentalidad del actual gobierno es recaudar de donde sea como
sea).
Lo que sí parece ser común a todas ellas es que la jerarquía, como
forma de control y administración, está siendo obsoleta y
sustituida en las empresas más preparadas, por estructuras de
simetría y complementariedad. Hay
una sustitución del término “jerarquía” que denota poder y
autoridad, por el de “simetría” en el que todos
los miembros aportan responsabilidad y competencia, junto con el
de “complementariedad” que denota colaboración e
interdependencia, porque de esta forma se consiguen mejores
resultados en la productividad mejorando la satisfacción.
La exigencia de la nueva Era, como en todas las Eras, propicia
cambios de inercias, cuestionamiento de lo heredado y
establecimiento de nuevos sistemas. Uno de los cambios de la Era
actual es que el individuo es protagonista, en general, asume
mayores responsabilidades, haciéndose cargo de las consecuencias
de sus decisiones, siendo
partícipe de forma activa y responsable de los cambios personales
y sociales. Las personas
están aprendiendo a ser exigentes y a defender sus derechos, no
están tan dispuestas a soportar el abuso de poder, a la vez, esto
implica tomar las riendas de la propia vida y participar
colectivamente en la construcción de los sistemas en los que se
halla inmerso; están queriendo simetría y complementariedad.
La simetría en las relaciones profesionales y
personales genera relaciones de interdependencia (dirección y
organización compartidas)respeto y autorresponsabilidad, propicia
buen clima, son más productivas y satisfactorias.
La complementariedad promueve la participación de
la diversidad para el trabajo en equipo y los logros compartidos.
La diferencia entre miembros, en vez de ser el obstáculo, se
aprovecha para un mejor reparto de las funciones en base a las
capacidades y carencias de cada uno. La complementariedad aporta
alta productividad y satisfacción en los equipos de trabajo.
En las relaciones personales,
la igualdad entre hombre y mujer, aun siendo un derecho legítimo
no siempre es una realidad, pues culturalmente aún arrastramos
ciertas costumbres y roles que fomentan el posicionamiento,
generalmente del hombre sobre la mujer, tanto en las relaciones
personales como en las de pareja. Es trabajo de las mujeres que
modifiquen su mentalidad y sean responsables de ellas mismas, no
permitiendo que nadie las excluya de las decisiones importantes de
sus vidas, siendo asertivas, fomentando relaciones de simetría,
complementariedad e interdependencia.
La simetría así como la
complementariedad en las relaciones personales y profesionales son
principios del
Nuevo Management,
como forma de mejorar las relaciones y las estructuras
empresariales para aumentar la productividad y la satisfacción.