Si la inercia,
la falta de innovación y cambio son factores que pueden
destruir un negocio por no adaptarse a las exigencias que marca el
mercado a través del tiempo, también los cambios realizados por
los herederos de la empresa pueden ser devastadores, por la falta
de fidelidad a las políticas de negocio originales,
por anhelos personales de
poder o ilegítimos, o incluso por otras expectativas.
La parte o porción de capital
social que heredan las personas de una empresa, podría determinar
el futuro de la organización.
Quién iba a imaginar que empresas
que construyeron grandes marcas comerciales y también legados de
cultura empresarial iban a convertirse en lo contrario en su
segunda generación, perdiéndose la idea de negocio que la creó y
siendo una fuente de discusión o de descapitalización entre
quienes la heredaron o sufrieron cambios de política empresarial
que arruinaron el negocio. Este resultado es común en la mayoría
de las empresas familiares.
Estudios realizados, indican que la
mayoría de empresarios mayores de 60 años aún no se han planteado,
o no tienen claro, como realizarán el reparto de su empresa o a
quién, así como su sucesión. Como consecuencia, aparecen
discusiones entre los herederos y conflictos que pueden dar al
traste con el negocio. En este sentido sería conveniente realizar
un diseño correcto de la gestión de la herencia con tiempo
suficiente.
Todos conocemos franquicias de
productos y servicios muy consolidados en el mercado que, al ser
dirigidos por personas incompetentes o con ideas que no son afines
a la política de la empresa, hunden su delegación y manchan el
prestigio que fue adquirido a base de años de trabajo.
Y es que no todo el que hereda una
empresa está preparado para gestionarla adecuadamente o tiene el
talento para hacerlo, o a lo mejor no le interesa hacerlo.
En el ámbito familiar uno de los
principales motivos de la ruptura de sus miembros está originado
por discusiones sobre herencias del patrimonio. De pronto aparece
el ser egoísta que muchos llevan dentro y se pierde de vista la
voluntad y derecho del testador y de los coherederos. Tal vez
quepa mencionar que las leyes que intentan proteger a la familia
están desfasadas de la realidad actual, como por ejemplo, que por
el hecho de que exista ese vínculo familiar se contemplen ciertas
ventajas delictivas y, por tanto, también cierta indefensión para
alguno de los miembros. Por eso existe todo un negocio creado
alrededor de la protección de los bienes familiares.
Actualmente,
la ley no es igual para
todos y a quien menos se protege suele ser a quien consiguió
construir un patrimonio cuando se le es arrebatado.
Estamos en un momento de cambio
social muy importante que ha descubierto la crisis. Ahora las
personas quieren nuevos modelos más realistas y se atreven a
cuestionar los antiguos modelos. Este cuestionamiento, a su vez,
descubre todas las triquiñuelas legales empleadas para favorecerse
personalmente, pone de manifiesto la corrupción y el abuso, las
apropiaciones indebidas por quienes tuvieron una ventaja de poder
que les llevó a la corrupción de valores y de bienes. Y es que el
poder, en todas sus vertientes, pierde su sentido valioso en
quienes no tienen más valores que su propio beneficio a costa del
de los demás.
No se ha perdido la justicia a
pesar de todo, tan sólo se trata de empezar por ser justo y
honesto empezando por uno mismo y después, cuando alguien no
respeta ese derecho, acudir a otras vías de autoridad que ponga a
cada uno en su sitio.
Volviendo a los empresarios, y esto
es válido también para cualquier persona, sería conveniente que
abordaran con suficiente tiempo y asesoramiento qué legado quieren
que permanezca íntegro a lo largo del tiempo y que no dejen que
otros sean quienes lo dispongan sin su consentimiento, que no se
dejen intimidar.
Nuevo Management
impulsa la revisión de sistemas y escenarios para construir
progreso en la humanidad, donde personas, empresas y sociedad
participen del cambio alineando sus intereses en base a las
exigencias de la actual Era de la información y éstos sean
respetados legítimamente.