Muchas veces el acontecer de situaciones inesperadas suponen un
gran quiebre de nuestra comodidad, de nuestra inercia. Si esas
situaciones producen un daño, físico, moral o material, la persona
que las sufre es una víctima. Cuando se simula un daño o se hace
responsable erróneamente al entorno o a otros de nuestras
situaciones estamos hablando de victimismo, que es el disfraz que
utilizan algunas personas para excusar su irresponsabilidad. Aun
siendo víctimas de los acontecimientos, podemos caer en el
victimismo con la finalidad de obtener un beneficio extra a la
situación.
¿Qué beneficios obtiene una víctima al mantener la acción o sujeto
que le perjudica? Mi pregunta no es una contradicción, pues muchas
veces se mantienen las situaciones perjudiciales por diversos
motivos. Entre otros estarían:
·
Tener la creencia de que aguantando la situación evito un daño
mayor. No saber cómo hacer frente al miedo a reclamar lo propio,
estar intimidado, no saber a quién acudir para resolverlo, creer
que otros pensarán mal de uno mismo por tolerar la situación,
tener limitaciones físicas o psíquicas u otras dependencias que
menoscaban las posibilidades de la víctima.
·
Tener la creencia de que siendo víctima voy a conseguir mayor
afecto. Muchas personas fingen lesiones o enfermedades para llamar
la atención de sus seres queridos.
·
Tener la creencia de que siendo víctima puedo mantener otro tipo
de beneficios relacionados con el no tener que tomar la
iniciativa, o responsabilidades que ya toman otros por ella. En el
caso de parejas con dependencia emocional, o con roles muy
marcados a nivel de género, el soportar ciertos daños se debe a la
conveniencia de no ocuparse del rol del otro. Dichos roles
pudieron ser o no convenidos por la relación.
Ayer, viendo un reportaje autobiográfico de Stephen Hawkins, un
genio físico en la actualidad que se ha sobrepuesto a su
incapacidad física producida por una
enfermedad
neurodegenerativa llamada coloquialmente como enfermedad de la
motoneurona, encontré algunos aspectos interesantes que vienen a
colación con el tema de este artículo. Este reportaje, a
diferencia de otros que ya he visto o leído, trata con realismo
las situaciones que ha vivido esta persona y su entorno.
Desmitificando a este físico, él mismo reconoce que atravesó una
etapa de su vida en la que no veía qué hacer, con un estado de
ánimo triste y deprimido, cuando supo que su esperanza de vida era
corta según la medicina. Permaneció meses encerrado en una
habitación, solamente escuchando música de Warner y pensando más
en la cercanía de la muerte que en su vida. Sus seres cercanos
también padecieron las consecuencias de ello. ¿Qué sucedió para
que Stephen Hawkins saliera de ese estado?
Sucedieron varias cosas, importantes todas ellas. Gracias a su
estado depresivo y triste se pudo hacer muchos cuestionamientos
acerca de cuestiones vitales, que de otro modo no se hubiera
planteado. Otra cuestión fue enamorarse de alguien que le ayudó a
ver su enfermedad como un desafío a la naturaleza de su enfermedad
y que le acompañaría en ese proceso. El tercer aspecto, no menos
importante por ello que los anteriores, fue que decidió hacer algo
que tenía pensado hacer antes de saber qué enfermedad tenía,
y era acabar su doctorado. Dice Hawkins que el realizar esa
actividad que le requería una dedicación intelectual importante
por primera vez desde que empezara a estudiar, fue la clave para
darse cuenta de que le gustaba trabajar en ello, ya que
anteriormente no tuvo que hacerlo ni esforzarse en sus estudios.
Estas tres cosas que le sucedieron le centraron en otra cosa
distinta a su enfermedad. Su enfermedad dejó de ser la primera
cuestión y única en un momento dado en su vida.
El primer aspecto, su estado depresivo, que yo lo observo como
beneficioso, se debe a
ese carácter cuestionador que tiene un estado de ánimo bajo.
Porque en esa situación planteamos las peores posibilidades y
aunque es un sesgo que nos hace ver las cosas de una manera
parcial, eso nos puede
ayudar a ser realistas y a plantearnos todas las posibilidades, no
solo las positivas y optimistas que también sería tener una visión
sesgada de la realidad. Cuestionar nuestras creencias nos abre al
mundo de las posibilidades. Nuestras creencias pueden ser un
límite a nuestro potencial, pero también cambiarlas pueden
conducir a que lo desarrollemos.
Podemos creer que no siempre podemos contar con personas que nos
ayuden cuando lo necesitamos, pero podemos sorprendernos también
de que sí las hay y, generalmente, esas personas se ofrecen
voluntariamente a hacerlo. No demos por hecho que nadie nos va a
ayudar.
El tercer aspecto, tiene que ver con encontrar una motivación que
le hizo estar intelectualmente activo. Las motivaciones siempre
nos van a dar satisfacción cuando son intrínsecas, cuando aquello
que nos motiva parte del deseo propio a realizar las acciones que
decidimos por y para nosotros mismos. Cabe distinguir que primero
tomó la decisión de hacer algo, antes de saber que ese algo le iba
a motivar. Este aspecto es clave y muy difícil para algunas
personas, pues cuando llega esa situación que rompe con nuestros
planes y las motivaciones que antes teníamos ya no las podemos
seguir teniendo, podemos pensar que si existieran otras
motivaciones ya las hubiéramos conocido y aún permanecerían en
nosotros.
Mi artículo de hoy va dirigido a las personas y también a las
empresas.
Muchas empresas no encuentran aliados a su idea de negocio, por lo
que algunas no llegan a nacer como empresa. Otras veces, las
empresas caen en números rojos, no están funcionando, no generan
los medios que requieren para su funcionamiento. Otras veces, el
negocio ya no se adapta a la actualidad del mercado, cada vez más
exigente, y su empresa queda desfasada.
A todas estas personas y empresas que son víctimas de un suceso
que quiebra su inercia, les dedico mi artículo de hoy, para que
sean pacientes en la primera etapa de su proceso, para que vivan
el duelo de aquello que han perdido de momento y sobretodo, para
que se cuestionen aún más si cabe las cosas. En la segunda etapa,
que busquen ayuda para orientarse a personas de su confianza, a
profesionales que ofrecen estos servicios y que tengan cerca a
quienes van a apoyarles, que muchas veces no hay que buscarlas
porque ya están cerca, en el mismo entorno. Para la tercera etapa
mencionada: ¡Descúbranse!
Descúbranse a sí mismos, atrévanse en su empresa a hacer algo
diferente a lo que están acostumbrados, sólo de esa manera pondrán
la vista en su innovación y no en la pesadumbre de lo que ya no
les puede servir.
Nuevo Management impulsa la revisión y cuestionamiento de las creencias para
desarrollar nuestro potencial, donde personas, empresas y sociedad
participen siendo actores del cambio, y no víctimas del mismo,
alineando sus intereses en base a las oportunidades y exigencias
de la actual Era de la información.