Todo lo que importa a las personas
forma parte de la multidimensionalidad del nuevo
management. Por ello, es casi obligado mencionar cómo influye el
amor en las relaciones de las personas y cómo este es proyectado
hacia su entorno, sea familiar, social o profesional. Incluso,
como nuestra forma de
comprender el amor y de amar afecta a los resultados de nuestro
trabajo.
Sobre el amor hay mucho que
aprender, es un aspecto complejo que conviene profundizar, ya que
generalmente se suele fracasar en él.
Cabe destacar que el tipo de amor
al que me refiero es el que representa conocimiento,
responsabilidad y entrega
así como sus funciones; es decir, el
amor profundo o maduro y no el que proviene de las sensaciones
placenteras.
Desde una actitud amorosa mejoramos
la vida de aquellos que nos rodean y la nuestra, ya que
facilitamos la cosas a los demás. Facilitar algo a otro parte
desde una decisión interna individual de querer “estar al
servicio”, con esta actitud se trasciende a uno mismo, lo cual es
contrario al egoísmo, con lo que estamos contribuyendo a un bien
común.
En mi experiencia como coach, he
observado que muchas personas esperan amor en sus vidas, esperan
recibirlo y no piensan tanto en lo que ellas pueden aportar o en
darlo. Generalmente, se cree que ser amado es debido a que se
tiene una facultad particular que nos hace especiales ante los
ojos y sentimientos de otra persona. Esta creencia nos hace vernos
como objeto pasivo ante los ojos de esa otra persona que nos
elige. En la actualidad esta creencia está muy potenciada y
confundida con lo que representa ser atractivo, que se proyecta
más en cuestiones superficiales y físicas que en los recursos
mentales y potencialidad de las personas. Estas personas que
conocí no contemplaban otra perspectiva del amor que incluye
esfuerzo personal, ocupación, cuidado y responsabilidad, entre
otras cuestiones, y que el amor puede ser una facultad que se da,
en forma de entrega de si mismo, en una forma activa que parte
desde la individualidad.
Esta acción de entrega de uno mismo
a otro, no tiene que centrarse en el aspecto sexual o en la
riqueza material ni significa tener que sacrificarse por el otro
en detrimento propio. Se trata de dar porque complace hacerlo,
porque uno lo puede hacer y porque el que lo hace muestra que
tiene la potencia o la abundancia o la riqueza interior o los
recursos para hacerlo.
En las relaciones
interprofesionales este amor al que me refiero puede mostrarse en
tener actitudes acordes con las situaciones que surjan, en el
trato con los demás y con las tareas que se desempeñen,
de forma que sumen o
enriquezcan a los demás, sea un individuo o un grupo de trabajo.
Tener autorresponsabilidad e iniciativa, por ejemplo para formarse
o preparase en aquellos aspectos técnicos u organizativos que sean
necesarios y no esperar a que sea la empresa quien nos lo
facilite. Ser proactivo también forma parte de las funciones del
amor. Como he mencionado antes, se trata de dar o aportar algo que
uno tiene de sí mismo que resulta útil a otro. De esta forma
fomentamos las relaciones de interdependencia, en lugar de las
clásicas relaciones amorosas de dependencia.
Por otro lado, el ejercicio del
amor también lo practican muchas empresas, por ejemplo
contribuyendo socialmente, colaborando o impulsando que sus
trabajadores colaboren o formen parte del voluntariado de las
organizaciones no lucrativas (ONLs), aspectos de los que
tradicionalmente se ocupaban las organizaciones religiosas o del
sector público.
Actualmente, se ha generalizado y
extendido a todos los países del mundo una forma de estar y
relacionarse muy agresiva. Abunda la corrupción extrema. Se
expresan más acciones de
poder y posicionamiento que de cuidado y respeto a los demás. Se
transgrede la integridad del otro para dominarla (como también
sucede en muchas relaciones de dependencia en parejas). Se nos
somete en lugar de preservar nuestra individualidad e integridad.
Afortunadamente, estas brechas en el desarrollo de las sociedades
son cubiertas por las acciones que realizan las ONGs .
Estamos en época de cambios porque
ya no nos sirve la inercia que procede de tiempos pasados y muchas
personas se tornan agresivas ante la incertidumbre. Abunda el
estrés y la presión para alcanzar objetivos y aumentar el
rendimiento porque todavía se utilizan sistemas de mando que
muchas escuelas de negocios han propulsado en la formación dada a
los dirigentes o directivos y que ha quedado demostrada ser
ineficaz en la obtención de resultados ignorarando los intereses o
integridad de las personas.
La innovación y el cambio requieren
apertura y flexibilidad mental, reorientación y visión para que
las nuevas ideas no sean un escollo sino una oportunidad de
progreso y cambio. Es necesario tener conocimiento psicosocial y
una formación que profundice en cómo somos las personas. El esmero
en el desempeño de un trabajo o en la elaboración de un proyecto o
desarrollo de una empresa son actitudes bajo las que subyace ese
amor profundo por mejorar la propia vida a la vez que lo hacemos
por la vida de los demás.
Se está creando una educación
psicosocial que se ha extendido en el mundo empresarial desde la
década de 1990, que incorpora el nuevo conocimiento científico
sobre el ser humano y técnicas como el coaching que facilitan la
comprensión de esta nueva visión así como un nuevo tipo de
relaciones que alinean tanto los intereses de las personas con los
intereses de las organizaciones. En este sentido, el amor forma
parte de este nuevo tipo de educación.
Las
iniciativas de autorresponsabilidad, la entrega de sí,
ser útil a los demás,
facilitar las cosas, crear relaciones de interdependencia en lugar
de dependencia, la apertura y flexibilidad mentales ante nuevas
ideas, la formación psicosocial, la reorientación, la visión, el
conocimiento del ser humano, el respeto a su integridad, el esmero
y cuidado, estar al servicio, entre otras, son acciones del amor
profundo que forman parte del
Nuevo Management
y de las exigencias de la
actual Era de la información, influyendo efectivamente en alinear
los intereses de las personas, las empresas y la sociedad en su
conjunto.