Los contrastes actualmente se hacen cada vez más visibles en la
forma en que vivimos, en ellos podemos detectar en qué podemos
cambiar para estar en sintonía con la actual Era. Afortunadamente,
muchas son las organizaciones y personas que ya alcanzaron esa
sintonía y también son promotoras del cambio.
Por un lado, sigue la inercia con las viejas costumbres, las
jerarquías, la vanidad
y la indecencia en el poder, la corrupción, la estrechez mental,
que si lo pensamos bien, en general, son muestras de violencia
ejercida hacia las personas; por otro,
la innovación, el avance de
la tecnología y la ciencia, la apertura mental a las posibilidades
y un largo etcétera. El conjunto muestra
como es la vida actual de las personas. Es un bonito ejercicio, en
mi opinión, entretenerse a visualizar y reflexionar sobre estos
contrastes que conforman la paleta de pintura con la que pintamos
el mundo y nos daremos cuenta de cuántas cosas hay que cambiar,
empezando por uno mismo, y dónde podemos intervenir para mejorar
nuestras vidas y encaminarnos hacia el progreso, un progreso sin
violencia.
Existen los matices; no obstante, en etapas de cambio como la
actual, en un mundo
complejo donde hay que lidiar con la incertidumbre, no podemos
llegar a los matices hasta que los cambios revolucionen las
mentalidades rompiendo prejuicios y patrones de la inercia. En
esta materia es preferible no quedarse rezagado sino ir a la
cabeza, ya que nos abre al mundo de las posibilidades.
Algunos contrastes, entre muchos otros, como ejemplos de
convivencia serían los siguientes:
-
Disponemos de tecnología digital en constante avance, de forma
que ha penetrado en su uso cotidiano en la sociedad,
pero no de la suficiente capacidad de razonar
(estrechez mental) que es patente en las viejas culturas
corporativas y organizaciones e instituciones que parecen
vivir en otra
época. Véase cómo se amontonan expedientes en los juzgados por
el arcaico sistema de gestión burocrática que siguen. Igual
que en la sanidad, ¿no debería ser de primera necesidad la
inversión en una mejor gestión de los derechos de las
personas?
-
Véase algunos gobernantes, sin ir más lejos, que dan muestras
de auténtica ignorancia cultural e incluso de desquiciamiento
mental. Seguramente ya le ha venido a la cabeza el nombre de
alguno sin que sea necesario que yo lo mencione. Los mismos
diputados dicen que el insulto soez, burla y escarnio es común
entre ellos cuando exponen sus argumentos en la Cámara, si
bien, gozan de inviolabilidad por las opiniones manifestadas
en el ejercicio de sus funciones. El poder goza de inmunidad.
-
Las empresas quieren atraer el talento y ponen un gran empeño
en ello, pero luego no
lo retienen ni desarrollan.
-
Queremos igualdad de género pero queda en el aire como
conciliar la vida familiar con la laboral. La empresa tiene
mayor flexibilidad para modificar el tipo de contratación de
forma que se adapte a la circunstancia de los empleados. Pero
no se hace, en perjuicio de la carrera profesional de la
mujer.
-
Falta decencia profesional. Abunda la corrupción profesional.
Falta acabar con el oscurantismo de ciertas clases, como la
política o la judicial
y permitir que se apliquen las medidas de control en
ellas. Falta decencia porque si la hubiera no precisaríamos de
medidas de control, estaría actuando la autorresponsabilidad y
el respeto por lo ajeno. Sobra vanidad, gloria y violencia;
falta humildad y respeto social.
-
Tiramos los excedentes de alimentos mientras otros mueren de
hambre. Según una reconocida ONG se despilfarran 40 millones
de toneladas de alimentos por año en EEUU con los que se
podrían alimentar 1.000 millones de personas.
-
No nos suben las pensiones y suben la de los funcionarios,
senadores y diputados.
-
Se roba y no se devuelve el dinero, aunque te pillen “in
fraganti”.
Todo lo mencionado anteriormente
es violencia y convivimos con ella. Hay que educar y
reeducar a niños y al resto de adultos, ya que el maltrato no es
solamente de género.
Urge preparación y apertura mental. Es lo que contribuye a que sea
más fácil lo difícil. Los que nos ayuda a tener y utilizar el
sentido común, que es más importante que la
titulitis o el
retorcimiento, sesgo o negación de las posibilidades. Es lo que
aumenta nuestras capacidades, aporta productividad y satisfacción.
Hace falta darse cuenta, tomar conciencia de que aceptamos la
violencia porque está tan incrustada en la vida cotidiana que lo
consideramos normal. Vemos el mundo condicionados por nuestras
creencias, adquiridas desde niños, que consideramos verdades. En
las organizaciones también existen creencias que pueden ser
limitantes. La cultura heredada también son un conjunto de
creencias. Si quiero ver la realidad de una situación, ¿hasta qué
punto mis creencias me lo impiden ver?
Sigan con este ejercicio detectando contrastes, tomando conciencia
de ello, sería un deseo cumplido para mí, pero no se olviden que
después de pensar, hay que decidir y decidir para actuar. Gracias.
Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para
alinear los intereses de las personas, las empresas y la sociedad;
centrándonos en las personas para que puedan crear, consultar,
utilizar la información y el conocimiento forma parte de los
aspectos fundamentales que
Nuevo Management considera valiosos y acordes con la
actual Era de la
información para el progreso de la humanidad
sin
violencia.