El poder como concepto, tiene múltiples definiciones. En base a su
naturaleza coercitiva o permisiva, unas se refieren a su aspecto
relacionado con el autoritarismo y la fuerza física, política o
social aplicada sobre los demás o, en el otro extremo, al propio
empoderamiento personal, a permitirse a uno mismo tomar las
acciones que decida, o a aquellas capacidades que le acercan al
logro de sus objetivos. En todas las relaciones existe una
negociación de poder.
Destaco la frase que se popularizó con el mandato de Obama: “We
can” (“Nosotros podemos”). Ha sido un slogan que le ha perpetuado,
por el hecho de que siendo él la máxima personalidad de poder
(poder político), con su slogan, manifiesta que lo comparte con
todos a la par que es un reclamo y estímulo que se refiere a la
capacidad de hacer por parte de todos (poder social). ¿Podemos
decir una vez finalizado su mandato que ha sido efectivo su slogan
durante el mismo?
La estrategia es un plan utilizado para alcanzar un fin, que puede
tener un claro sentido manipulatorio cuando se trata de obtener lo
que tienen otros sin que los otros lo sepan o consientan, en este
caso, se le llama estratagema, coacción, corrupción ya que apela
al lado oscuro del poder. Es preferible el uso de otra herramienta
que equilibra la fuerza, como es la negociación.
Alguien me hablaba el otro día acerca de “estrategias chinas y
occidentales”, por el reconocimiento a estrategias ancestrales
generalmente aplicables a la confrontación física para alcanzar el
poder (guerra), pero que con el tiempo algunos las aplicaron a
otros ámbitos de la vida como en las relaciones personales,
profesionales y sociales, siendo todavía hoy unas bases
consultadas por muchos. Lo negativo de esto es que sigan
literalmente las instrucciones de unas estrategias pensadas para
obtener el poder combatiendo en la guerra, luchando, en vez de ser
pensadas para colaborar, conquistar o incluso seducir (motivar),
por lo que requieren una lectura discriminatoria. Muchas de estas
estrategias se resumen en frases, refranes, o dichos que forman
parte de nuestro conjunto de creencias porque son frases populares
que alguien nos repitió y
aprendimos. Convendría que cada uno las extrajera de su cajón
mental para revisarlas. Algunas de ellas, por ejemplo, son:
-
Nunca le haga sombra a su amo
-
Busque llamar la atención a cualquier precio
-
Que hablen bien o mal de usted, pero que hablen
-
Muéstrese como un amigo pero actúe como un espía
-
Muerto el perro, se acabó la rabia
-
Menosprecie lo gratuito
-
Actúe como un rey para ser tratado como tal
-
Haga que la gente dependa de usted.
“Cuando empezó la complejidad,
después de la 2ª guerra mundial, ésta se abordó incrementando el
número de niveles directivos, de jerarquías, dentro del
organigrama de las organizaciones. Está comprobado su mal
funcionamiento: en la administración jerárquica, normalmente
estaba establecido que el poder de decisión dependía del nivel
jerárquico –por tanto autoritario- y no por el nivel de
conocimiento para encontrar la solución.
Como consecuencia, surgió la tendencia a quitar niveles en la
escala jerárquica, pero el cuello de botella sigue estando en esos
directivos y su individualismo, que no están preparados para una
adecuada autogestión e interactuación con los demás, que siguen
modelos de poder, autoritarismo y control; porque en realidad,
tampoco ha habido la preparación adecuada, académica o no, que
tuviera en cuenta las auténticas necesidades del directivo para el
alto desempeño que se requiere hoy en día.
La figura jerárquica del pasado no es eficiente en la complejidad
como denominador común. La complejidad cuando no es atendida
sistémicamente, excede la capacidad de una persona. La
contextualización adecuada para la toma de decisiones requiere una
visión más amplia y de mayor perspectiva sobre todo el sistema
para actuar en las partes del sistema que convenga (puntos de
palanca) y dar el impulso para obtener los mejores resultados,
teniendo en cuenta que con la interactuación influirá en el resto
multidimensionalmente, para que la totalidad de los resultados
globales sean también mejores.
En ciertos niveles, una sola persona se ve desbordada si no cuenta
con el trabajo en equipo. Es una manera sistémica de actuar en un
entorno sistémico. Los equipos toman el relevo de este tipo de
jerarquías individuales y se convierten en equipos autodirigidos y
autogestionados”. (“Trabajo
en equipo frente a estructuras jerarquizadas”. Carmen Fiestas,
1-2-2008)
La influencia religiosa y filosófica en nuestra cultura promovió
la inseguridad, el poder, la subordinación, el miedo, relaciones
dependientes (dominio-sumisión), de forma que muchas de nuestras
autolimitaciones provienen de nuestra base cultural. Por ello,
muchas personas que se infravaloran en su capacidad depositan en
el otro el poder de actuar o decidir por ellos mismos. Algunas
personas aún no reconocen en el otro esas señales de dominio,
otras lo reconocen pero no son capaces de conseguir relaciones
equitativas o justas para ellas y para quienes con ellas se
relacionen.
Quienes se consideran poderosos suelen hacer uso de privilegios
que restan a los demás, en lugar de estar a su servicio, como está
sucediendo con la clase política, por ejemplo, lo cual es un
indicativo de estar aceptando pertenecer a
una sociedad menos justa
para todos. También siguen existiendo muchos rasgos machistas que
generan injusticias y sometimiento a las mujeres. La explotación
en el trabajo a través de contratos basura también demuestra el
abuso del poder, empobreciendo y menospreciando el valor del
trabajo. Otros creen que el poder se manifiesta mediante signos de
riqueza y procuran mostrar, cuantos más objetos y complementos
mejor, de marcas de productos cuyo marketing se ha enfocado a la
exclusividad de la élite, aunque ello les cueste la vida misma.
Donde destaca la injusticia es donde existe un abuso del poder,
sea de un individuo o de un colectivo dominante. El poder
político, en su historia y presente, nos demuestra
todo tipo de traiciones,
corrupciones y abusos. La opacidad de la gestión, los privilegios
y la inmunidad permite este tipo de consecuencias.
Es importante que las personas contrarresten ese poder, para
cambiarlo, mediante su autorresponsabilidad, firmeza, asertividad,
disciplina y tenacidad, entre otras capacidades, para no delegar
los derechos que les pertenecen. También creando modelos de
administraciones transparentes y revisables, actuando con
severidad legal cuando la minoría que tiene poder hace uso del
mismo para fines personales y no para servir a la mayoría que le
dio su confianza.
Y es que donde esté el poder existe la posibilidad de desvelarse
su lado oscuro. Tal vez no debiera existir el poder y ser
sustituido por el servir, por dirigir, por orientar, por
organizar, por coordinar, por atender, por colaborar, por
instruir, por ayudar, por velar, por construir; en definitiva
innovar en los sistemas que no son justos por otros sistémicos
donde se respete el bien común.
Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para alinear
los intereses de las personas, las empresas y la sociedad;
centrándonos en las personas para que
puedan crear,
consultar, utilizar la información y el conocimiento forma parte
de los aspectos fundamentales que
Nuevo Management considera valiosos y acordes con la
actual Era de la
información para el progreso de la humanidad.