Inicio Persona Empresa Sociedad Nosotros

La mujer en la empresa

Carmen Fiestas , 06-06-2017.     Artículo en PDF 

"Siempre consideré que tuve suerte en ser una mujer, esto fué cuando veía que los que luchaban en las guerras eran hombres"(C. Fiestas, 1966)

 

 

Me había resistido a escribir acerca de la mujer en la empresa, para evitar enfatizar las diferencias de género y abundar en estereotipos.

La visión de la mujer en el mundo organizacional tiene que ver, sobre todo, con el grado de motivación que la mujer tenga para su desarrollo profesional o para la emprendeduría. La visión arquetípica de que la mujer es quien cuida de los hijos y del hogar está siendo sostenida por las propias mujeres.

La mujer no está exenta de tener que lidiar con mentalidades machistas, tanto en la vida personal como en la profesional, sin embargo, de ella depende que elija con quién quiere estar o trabajar. Muchas quejas que tienen las mujeres se deben a que no se saben poner en su sitio. No tienen suficiente asertividad para hacerse respetar.

El miedo a defender los propios derechos coarta la libertad, y es una misma la que consigue cerrarse a las posibilidades. Salvo excepciones, que pueden estar más relacionadas con los recursos mentales que tenga una persona, sea hombre o mujer,  para hacer frente a diversas contingencias, todas las personas tenemos derechos que nos protegen, pero también tenemos la responsabilidad de que sean respetados. Conseguir el respeto no siempre tiene por qué darse mediante un enfrentamiento directo (a lo que muchos sienten temor o dificultad). A veces hay que acudir a los estamentos que existen para ello, puede ser a una institución, a un responsable de RRHH., a un amigo/a, un familiar, u otro.

En la empresa, en general, es cierto que hay más hombres empleados que mujeres, pero también es cierto, que sigue habiendo un mayor número de mujeres que prefieren seguir manteniendo su mentalidad machista que las que no, sobre todo en un rango de edad determinado, que no se brindaban a dejar su rol de ama de casa por otro de mujer trabajadora.

Muchas mujeres trabajadoras en la actualidad siguen además su rol de ama de casa, supeditándose profesionalmente al desarrollo profesional de su pareja. La mujer suele ser competitiva en su carrera profesional, incluso más que el hombre, pero esto cambia cuando llegan a la maternidad que se relegan a un segundo plano o se retiran.

También, en otro rango de menor edad, se alimenta en exceso por los medios de comunicación la imagen de la mujer con cuerpo de modelo, la mujer que debe gustar al hombre, en mayor grado que viceversa, que sea el hombre quien seduzca con su cuerpo o vestimenta. En este sentido, me parece que se abunda demasiado en la imagen del cuerpo y poco en el cuerpo del conocimiento, tanto de hombres como de mujeres.

Si una mujer acepta o admite una relación desigual, respecto al trabajo externo o profesional y al interno de casa, no está profesando la igualdad, lo cual desmerece al resto.

La igualdad de  oportunidades  y trato en el mercado de trabajo ya está regulada por el artículo 153 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, aunque en lo que respecta a igualdad en su retribución económica no consta.

En la actualidad ya está abierta la brecha del mundo machista porque muchas mujeres fueron capaces de ser pioneras, de luchar por sus derechos y de ser mujeres emprendedoras. También es cierto que ellas sufrieron una fuerte crítica por ser diferentes, pero no solamente por parte del hombre sino por parte de la mujer o de la sociedad a la que pertenecían, aunque esto no quieran reconocerlo gran parte de las mujeres feministas. Considero que no se trata de hacer una carrera sobre quien puede más, si el hombre o la mujer. Se trata de normalizar estas situaciones, de tener sentido común, de no sentirse el sexo débil o el sexo fuerte, de construir relaciones de interdependencia.

Tampoco me parece razonable mitificar a las primeras mujeres que hicieron actividades que el hombre ya hacía, en todo caso se demuestra que existe una igualdad de capacidades para realizar la misma actividad.

En mi generación, la educación escolar estaba teñida totalmente de rasgos machistas. Los niños separados de las niñas, las niñas tenían que aprender a coser o bordar, los niños a jugar a futbol, entre otras diferencias. Muchas de las mujeres de esta generación han sido capaces de trascenderse a sí mismas y reeducarse en aspectos de igualdad de género,  de roles y de oportunidades laborales.

La capacidad de saber ponerse en el lugar del otro limaría las diferencias de género, por ello es conveniente potenciar la empatía y reconocer que todos tenemos algo de mujer y algo de hombre ya que nuestro cerebro es un mosaico que contiene ambos elementos.

Estudios científicos realizados en la universidad de Tel Aviv, revelan que el cerebro es un conjunto de características que nos hace únicos a cada uno de nosotros. Afirman que “el hermafroditismo cerebral es la norma, y los cerebros 100% femeninos o masculinos son una excepción”.

Un mundo mejor es posible consiguiendo la igualdad de derechos, de la mujer con respecto al hombre, eliminando el clasismo ante la justicia, teniendo una justicia que aplique las leyes con ecuanimidad. Este es un proceso continuo y comunitario.

Por último, comentando el encabezamiento de este artículo: “La suerte de ser mujer no es porque son los hombres los que luchan en las guerras, según lo veía en mi infancia, la suerte sería ser la persona, en este caso mujer, que finalizó las guerras” (C. Fiestas, 2017).

Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para alinear los intereses de las personas, las empresas y la sociedad; centrándonos en las personas para que puedan crear, consultar, utilizar la información y el conocimiento forma parte de los aspectos fundamentales que Nuevo Management considera valiosos y acordes con la actual Era de  la información para el progreso de la humanidad.

10

AÑOS

 CONTIGO

nm@nuevomanagement.com

 


© 2007-actualidad Carmen Fiestas- nm@nuevomanagement.com