Al mencionar los ámbitos correspondientes a las empresas, a la
sociedad y a las personas podría parecer que dichos ámbitos no
están interconectados. Es cierto que existe interrelación entre
ellos; sin embargo, es conveniente que los intereses de todos
ellos estén alineados unos con otros para el progreso global.
¿Qué dificulta que lo estén?
El factor común entre empresas y sociedad son las personas. Lo
dificultan las jerarquías y los diversos estratos de poder que se
han creado en los diversos ámbitos que solamente tienen en cuenta
los intereses de una minoría en detrimento de una mayoría. Estos
sistemas de poder zozobran en este siglo 21, por ello son
decadentes. La actual reorientación y el nuevo enfoque se centran
en las personas, que son el principal capital tanto de las
organizaciones como de las sociedades.
Los países quieren prosperar y, para evaluar el grado de éxito o
fracaso de dicha prosperidad, se utiliza un concepto con el que
las empresas, gobiernos y
organizaciones lo miden. En
primer lugar se utiliza el PIB (Producto Interior Bruto) y la
deuda pública adquirida. Este dato sobre el PIB, aunque es una
referencia imprescindible a nivel macroeconómico tampoco es
suficiente, ya que no revela un conjunto de factores que serían
importantes e imprescindibles para medir el nivel real de
prosperidad de sus habitantes.
El PIB no mide ni la riqueza ciudadana, ni la estatal,
ni la individual, aunque
esta información si existe. Por otro lado, el PIB puede estar
“adulterado” por intereses de algunos gobernantes, por el exceso
de corrupción. Por ello cada día el PIB tiene menos valor.
Respecto al PIB podemos decir que ha aumentado mucho el sector
público y el sector social, retrocediendo el sector empresarial y
la economía individual de las personas.
Aunque ciertas instituciones internacionales reúnen estadísticas
comparativas sobre otros aspectos de los países, dichos datos no
se añaden al cálculo de PIB para tener una referencia realista del
progreso.
¿Sería un país más próspero que otro que tuviera el mismo PIB y
además cumpliera con los Derechos Humanos? ¿Y si tuvieran el mismo
PIB y un país tuviera más incidencia en los delitos económicos que
el otro? ¿Y si tuvieran el mismo PIB pero el desempleo en uno es
superior al 30% de la población activa y en el otro 5%?
Esto quiere decir que en este siglo 21, se dispone de suficiente
información para que ésta se tenga en cuenta y se añada al valor
del PIB para que sea una referencia más completa sobre la
prosperidad que incluya aspectos más relacionados directamente con
los individuos: educación, expectativas de vida de las personas,
nivel de empleo, nivel de corrupción, sanidad, etc.
Así, lo referente al ámbito de las personas estaría incorporado a
la medición que usan las empresas y la sociedad, pues estudios
científicos han demostrado que una mejor economía no es lo
proporciona mayor satisfacción y prosperidad en la vida de las
personas.
Existe una gran desproporción en la distribución de la riqueza,
además de problemas de índole global en el planeta que nos afectan
a todos y comprometen la prosperidad de futuras generaciones,
incluso de las actuales. También se dice que la enfermedad de la
sociedad de este siglo es el estrés. El origen del mismo, es que
los intereses de los diversos ámbitos no se conjugan, aunque la
sociedad emergente, cada vez más exigente, empieza a ser más
proactiva que nunca en busca de producir cambios para una mejor
calidad de vida y de sociedades más justas.
Nuevo Management
contribuye a producir los cambios en la sociedad, las
organizaciones y las personas, construyendo un futuro acorde a la
actual Era, también llamada del conocimiento. Reconceptualizando,
revisando y cambiando la inercia para alinear los intereses de las
personas, las empresas y la sociedad; centrándonos en las personas
para que puedan crear,
consultar, utilizar la información y el conocimiento forma parte
de los aspectos fundamentales que
Nuevo Management considera valiosos y acordes con la actual Era de
la información para el progreso de la humanidad.