Mientras que en los sistemas actuales de gobierno predomina la
incompetencia y la corrupción y, por tanto, inducen a la
decadencia de las sociedades, las empresas son generadoras y
sostén de la economía, aportan innovación, avances tecnológicos,
ocupación laboral, formación o capacitación de sus empleados entre
otros, siendo, en general,
el motor del progreso y del
bienestar de la sociedad.
Todavía existen unas creencias negativas, generalizadas entre las
masas, de que las empresas
y sus empresarios son explotadores de los trabajadores,
generadores de contratos laborales abusivos para el empleado, y
los causantes de las grandes diferencias de estatus entre las
personas. Esto no es así, salvo en una parte de las grandes
corporaciones. Estos aspectos proceden de la Revolución industrial
cuando se utilizaron métodos para conseguir un aumento de la
productividad para aumentar la producción. Y, ya que menciono esa
Era industrial, cabe decir que precisamente las mayores trabas
en la Revolución industrial procedían de los gremios y de
la naturaleza política de esa etapa.
Los gobiernos son conservadores del sistema y podemos afirmar que,
por ello, son contrarios a las revoluciones que aportan cambios y
progreso. Las reglas y leyes suelen restringir el avance de las
empresas y, en consecuencia, perjudicar al mercado laboral. Las
elevadas cifras de desempleo no son causadas por las empresas, al
contrario, las empresas son quienes generan el empleo, pero han de
cumplir el reglamento que les impone la política de cada momento
afectando a que los contratos de trabajo sean de una determinada
manera, los impuestos que se les grava a que
les impidan emprender o
invertir de determinada forma y, en definitiva, a que se solucione
el problema del desempleo actual.
La sociedad emergente, las empresas, el sector social en esta Era
de la información rompen con la inercia del pasado y proponen
nuevas cambios para avanzar, yendo por delante de los sistemas
políticos establecidos que son el freno del progreso. Si éstos no
sacan el pie del freno, llegará otra revolución. De hecho, ya
existen los marcadores de que esta revolución ha empezado; como
por ejemplo, que la ocultación de la información sea cada vez más
difícil, pues la sociedad destapa muchos escándalos que han dañado
sus intereses y lo difunden en las redes sociales; la sociedad se
manifiesta y defiende sus derechos, se aboga por sociedades justas
y no se tolera la corrupción. La tecnología sigue avanzando y
empuja a una nueva regulación de las leyes para que esta
tecnología llegue al servicio de la sociedad. Las empresas
obtienen beneficios y se ha conseguido una mejora de la
productividad; siendo esto así, lo lógico sería que las empresas
pudieran aumentar las cifras de ocupación laboral aplicando los
cambios y condiciones de
contratación que lo permitan. Los nuevos avances tecnológicos
aportan nuevos puestos
de trabajo, pero las leyes retrasan la aplicación de estos avances
y la arbitraria aplicación de las mismas también, produciendo
sociedades injustas y decadentes.
En resumen, las empresas son el motor de la economía, así como los
avances tecnológicos junto con el conocimiento lo son del
bienestar y el progreso de
la sociedad. En nuestra mano está ser partícipes de ello,
consiguiendo eliminar aquellas trabas que lo impiden, cambiando
las reglas perjudiciales de los sistemas decadentes para el
progreso de la humanidad.
Nuevo Management
contribuye a producir los cambios en la sociedad, las
organizaciones y las personas, construyendo un futuro acorde a la
actual Era, también llamada del conocimiento. Reconceptualizando,
revisando y cambiando la inercia para alinear los intereses de las
personas, las empresas y la sociedad; centrándonos en las personas
para que puedan crear,
consultar, utilizar la información y el conocimiento, que
Nuevo Management considera fundamentales, valiosos y
acordes con la actual Era de
la información para el progreso de la humanidad.