Es común encontrarnos con situaciones que podrían parecer
producidas por el error humano, por un error de compilación en la
empresa o sistema, o por un malentendido entre personas, por
ejemplo. Estos “errores” nos afectan produciéndonos todo un
trabajo de defensa, de aclaración, de inversión de tiempo, muchas
veces de dinero que podemos perder aun habiendo cumplido con las
condiciones de compra o servicio; el caso es que el trabajo de
defensa es producido por una manera agresiva de ser tratados, la
aclaración era producida para defenderse de una manera
malintencionada de alguien que pretendía retorcer la realidad
convirtiéndola en acusaciones falsas, y la posible pérdida
económica en una acción de compra era producida por la mala
intención de no cumplir las condiciones para obtener un beneficio
a nuestra costa. Siempre subyace la obtención de un beneficio a
costa de una pérdida.
Estas situaciones tan retorcidas no se producen por el
error humano en la gran mayoría de casos. No son producidas por la
incompetencia de empleados, ni por malos entendidos, ni por creer
que tenemos mala suerte y nos toca lidiar en muchas cuestiones. No
es un karma, no es el destino, no es que no hagamos las cosas
bien.
El poder suele estar ejercido por una minoría sobre una
mayoría. El poder es lo contrario a la igualdad y contiene
privilegios sobre los demás. Además de que
el poder somete a
otros se adorna de objetos y signos que les identifican, muchas
veces de alto valor económico, para distinguirse ante los demás y
mostrarse como una categoría superior, incluso teniendo
comportamientos protocolizados solo para quienes son poderosos,
quienes utilizan un mismo código.
El poder no es organizar o dirigir a otros, no es llevar la
voz cantante de un grupo, no es una negociación para tener
relaciones de simetría e igualdad. No es empoderarse para alcanzar
metas o para superarse. El
poder contiene una peculiaridad y es que quiere someter,
quiere abusar y va a utilizar los recursos que se tengan que
utilizar para conseguirlo. El poder en ciertos casos se ejerce de
manera evidente, pero muchas veces se hace de una manera indirecta
o disimulada, mediante la manipulación o el indoctrinamiento de
los demás.
Podemos diferenciar cuatro grupos en relación al poder: la
minoría que ejerce el poder y que blinda la posibilidad de que les
sea arrebatado; la mayoría que es sometida; otro subgrupo de esta
mayoría que aspira a formar parte de la minoría poderosa; y una
minoría (menor que la minoría poderosa) que se da cuenta del
sistema abusivo e intenta cambiarlo, o por lo menos no ser
arroyado por los otros tres grupos.
El sometimiento de la gran mayoría que ha sido ejercida sin
tregua por una minoría cada vez más abusiva y corrupta produce en
las personas, además de idiotización, el ansia de aspirar a
cambiar de grupo y formar parte del grupo poderoso. Muchos de sus
componentes también ostentan, en su aspecto o sus objetos, algunos
símbolos que les haga parecer diferentes a la mayoría, que les
identifiquen como únicos y originales, algunos son rebeldes en su
carácter o rechazan sistemáticamente lo que les gusta a la gran
masa, pues ellos no se reconocen como individuos que forman parte
de la masa. Otros, con el mismo fin que los anteriores, se centran
en obtener riqueza económica, pues la riqueza económica comparte
objetos que también usan los poderosos. Pero esta riqueza
generalmente no procede del uso de su talento profesional, sino
que suele ser obtenido mediante el aprovechamiento o abuso de
otros. Sea en especulaciones, encarecimiento de precios,
condiciones abusivas, malas prácticas, etc., por no mencionar
negocios de mafiosos.
La sociedad, cada vez de forma más extendida, está imitando
los comportamientos de la minoría poderosa. Los está integrando en
la vida cotidiana consiguiendo como resultado un empeoramiento de
la sociedad. También, como consecuencia
del poder de la minoría
abusiva, la sociedad está enferma, por la agresividad que sufre en
el día a día, por la delincuencia imperante, por vivir en una
sociedad que no es justa, porque aumentan las víctimas de todo
tipo de tropelías, porque lejos de sentirnos seguros cada vez
vemos más peligros y nos hacemos inseguros. Porque hoy en día
fiarse de alguien, y que no defraude, es raro. En conclusión ya
hemos llegado a que sea una mayoría la que
abusa de todo
el que puede, llegando a crear y automatizar procedimientos
abusivos en cualquier ámbito.
Que las cosas sean así no significa que no puedan cambiar.
Esa pequeña minoría que mencioné antes, que se da cuenta de que
este sistema debe cambiar, ya no son individuos aislados sino
grupos que se interconectan entre sí formando movimientos y
asociaciones que abogan por defender nuestros derechos. Si
queremos tener libertad y construir empresas, relaciones y
sociedades sanas, hemos de rechazar los abusos y la corrupción y
cambiarnos de grupo, pero al grupo que hoy siendo más minoritario
puede ser una minoría suficiente para cambiar las cosas y el
sistema, para que el sistema sea el que cambie a la mayoría,
porque quieren que no seamos sometidos y que nuestros derechos se
cumplan.
Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para alinear
los intereses de las personas, las empresas y la sociedad;
centrándonos en las personas para que
puedan crear,
consultar, utilizar la información y el conocimiento. La
productividad, las buenas prácticas, la economía sostenible y la
justicia social forman parte de los principios y aspectos
fundamentales que
Nuevo Management considera valiosos y acordes con la actual Era de
la información para el progreso de la humanidad.