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COVID 19: El virus que está cambiando nuestro mundo

Carmen Fiestas , 20-05-2020   Artículo en PDF

La pandemia del coronavirus nos obliga a realizar cambios, revolucionando nuestra  forma de vida. ¿Cómo utilizan los gobiernos la pandemia? ¿Cómo incide la pandemia en las organizaciones empresariales? ¿Cómo las personas pueden aprovechar los efectos de la pandemia?

Existen informes científicos que afirman que la familia de coronavirus existe hace años y que la OMS (Organización Mundial de la Salud) advirtió hace cuatro años sobre la necesidad de investigar acerca de ello por su potencialidad de producir pandemia. Tal vez no sabremos nunca lo que ha provocado esta pandemia, pero la polémica está servida y existen numerosas opiniones científicas que ponen en duda la explicación oficial de cómo y cuándo se produjo el primer contagio. ¿A dónde conduce tanto misterio? ¿Es una guerra virológica entre las grandes potencias que se ha escapado de las manos?

¿Cómo utilizan los gobiernos la pandemia?

Algunos países han desoído las advertencias sobre el virus, tal vez expresamente, y ahora nos encontramos con unas consecuencias graves derivadas de ello y también derivadas del patógeno. Resulta llamativo que los países siempre hayan invertido en armas de defensa militar, pero no sanitaria, aun cuando ya se sabe hace mucho tiempo que el riesgo de ataques biológicos es una de las armas ya utilizadas en ataques militares.

Algunos gobiernos utilizan la pandemia para reforzar su poder sobre la población, estableciendo normativas de confinamiento que deben obedecer. Reforzando su poder sobre las masas consiguen que éstas dependan cada vez más del sistema de gobernanza, asegurándose así su prevalencia y continuidad. El miedo a perder la vida provoca sumisión en la población que busca la protección institucional.

Los gobiernos utilizan la desinformación, ocultan la información de la realidad y muestran la  que les sirve para manipular “las cabezas”.

El gobierno ha obligado a cesar la actividad de la mayoría de las empresas. A cambio, ha propuesto medidas de ayuda económica, aunque no suficientes, lo que no compensa las pérdidas, además de llevarnos a una crisis sin precedentes. ¿Quieren los gobiernos quebrar el tejido empresarial y convertirlo en otra cosa?

¿Por qué no se aceptaron las iniciativas que algunas empresas han propuesto al gobierno, para ser ellas las que fabriquen los productos sanitarios de los que tanta emergencia había, en vez de  tener que comprarlos en otros países?

¿Cómo está incidiendo esta situación en las empresas?

El gobierno ha obligado a cesar la actividad de la mayoría de las empresas. Muchos negocios han cerrado o lo van a hacer. El retorno paulatino a la actividad laboral va dejando en la estacada a muchos negocios que sufren pérdidas por no tener actividad al 100%. El turismo se ve gravemente afectado por el cierre de aeropuertos a vuelos del extranjero. La restauración, sobre todo la que responde al turismo, también. Y en general, en todo tipo de actividad de las empresas ha habido una paralización laboral que ha producido pérdidas, aumento del desempleo, y la bajada histórica del PIB a nivel mundial.

Para comprender el problema de la destrucción del tejido empresarial, la pérdida consiste en que una gran parte de la minoría con mentalidad emprendedora no va a poder mantener sus proyectos empresariales ni volver a crear otros proyectos, destruyendo puestos de trabajo, impuestos, tecnologías bienes y servicios, útiles para mejorar nuestras vidas.

Por otro lado, este cambio en la economía va a producir nuevas actividades en las empresas, muchas de ellas se han reinventado, añadiendo servicios a domicilio, o fabricando o comercializando diferentes productos. Muchas actividades presenciales se realizan telemáticamente. Aumenta el teletrabajo.

No cabe duda de que internet “echa humo” de la gran actividad que se registra, tanto en el aumento de apps como por  el aumento de la información digital alternativa a la prensa ya conocida, pues se han agregado medios que investigan y aportan información científica no proporcionada por los medios tradicionales o más conocidos, dado el nivel de ocultación y censura de la información.

Algunos expertos proponen la  “Revolución laboral”. Esta revolución cambia tanto la forma de trabajar de las empresas, como la forma en que los desocupados se ocupen realizando actividades en el sector social y no convirtiéndose en parásitos sociales.

Las empresas y el sector social son los contribuyentes activos del cambio y evolución en esta situación crítica. Son los que hacen el contrapeso de la corrupción y de los intereses espurios de los gobiernos. Los que con su esfuerzo y creatividad intentan cambiar las pesadas e inertes reglas que obstaculizan el progreso que fueron forjadas por gobiernos corruptos.

A pesar de la visión apocalíptica generalizada, existe otra gran aliada que contribuirá a la revolución: la tecnología.

El problema de la tecnología es que justamente tiene una gran virtud, que es la velocidad en que la misma avanza. Estos grandes avances no son todavía asumidos por la gran mayoría de empresas ni tampoco por el mercado. Se precisa de un cambio mental, de apertura y agilidad, para darse cuenta que la tecnología lleva de la mano numerosas actividades nuevas, a veces no previstas, y a la par, la desaparición de otras.

Estamos en tiempos disruptivos. En la nueva disrupción se produce una crisis económica sin precedentes. Ante la incertidumbre de lo que va a pasar, de cómo vamos a vivir a partir de ahora, el mercado aún no conoce qué necesidades y gustos va a tener en adelante en la compra de bienes y servicios. Las empresas de momento le brindan la seguridad e higiene que prevenga el contagio,  produciendo artículos en esa línea, pero es imprescindible crear  innovación. No es el momento de los talentos burocráticos que dominan el mundo empresarial, sino de talentos innovadores que sean capaces de reconceptualizar las empresas e inventar nuevos bienes y servicios.

¿Cómo las personas pueden aprovechar los efectos de la pandemia?

Ha crecido el miedo en la población, no sólo por la gravedad del virus, sino por la incertidumbre;  por la falta de acceso a datos sobre la pandemia (se informa del número de infectados, de muertos y de curados pero no sobre los estudios de  tratamientos en curso, pruebas realizadas por zonas y un largo etcétera); por la falta de protección: no hay mascarillas, no hay guantes, no hay gel alcohólico, ni hay pruebas serológicas suficientes. Después de varios meses de convivencia con el virus  la población no sabe si está o ha sido infectada; sin embargo, si se sabe que se ha gastado mucho dinero público en la compra de test, mascarillas, etc. que no llegan a suministrarse a la población.

Los problemas psicológicos,  la ansiedad y el insomnio han aumentado entre la población, lo cual redunda en el empeoramiento de enfermedades o la aparición de otras. Se ha roto la rutina y la forma cotidiana de vivir, ¡y de morir!, y esto no suele asumirse con facilidad.

La enseñanza académica está interrumpida. Es necesario revisar los tipos de estudios existentes y agregar otros. También revisar el conocimiento que se enseña en  escuelas y universidades  pues va por detrás de la tecnología y del conocimiento real, de forma que los graduados de las distintas materias de estudio están desfasados en cuanto acaban la carrera.

Se habla de la nueva normalidad, porque la anterior nos están haciendo creer  que no va a volver.

¿Nos controlarán, a través del móvil u otros dispositivos, dónde estamos en cada momento? ¿Qué pasará con la forma de relacionarnos con los demás? ¿De qué forma será? A unos les despedirán y esto mermará su capacidad económica y puede que su vida cambie mucho, de una manera inesperada e inimaginable. Habrá gente que se arruinará. Otros tendrán que aprender a trabajar en otras actividades. Todos estos efectos destructores modificarán la sociedad y muchos se están replanteando ya su propósito vital.

Si miramos el lado positivo, hay nuevas oportunidades y nuevas posibilidades pero hay que estar atento a ello para ser innovador, reinventarse y aprender en nuevas áreas de conocimiento más útiles en el presente y tal vez hacer un cambio en el estilo de vida. No creernos todo lo que nos cuentan, si no es de buena fuente, y ser positivos en encontrar la fuerza y el tesón que nos lleve a construir un mundo mejor que el anterior.

Los grandes cambios en las estructuras globales nos deben incitar a crear nuevos paradigmas abriéndonos al mundo de las posibilidades.

Nuevo Management contribuye a producir los cambios en la sociedad, las organizaciones y las personas, construyendo un futuro acorde a la actual Era, también llamada del conocimiento. Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para alinear los intereses de las personas, las empresas y la sociedad; centrándonos en las personas para que puedan crear, consultar, utilizar la información y el conocimiento, que Nuevo Management considera fundamentales, valiosos y acordes con la actual Era de  la información para el progreso de la humanidad. 

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