Ahora, los sistemas
son abiertos y más dinámicos, la realidad es multidimensional, lo cuál
significa que si conocemos la realidad en toda su amplitud podemos ver
todas sus posibilidades .El tema es saber, dentro de todas ellas, cuál
o cuáles son las que estratégicamente nos conviene en cada momento.
La teoría empresarial
clásica decía que las posibilidades partían del análisis de nuestros
recursos y capacidades o las variables del DAFO (debilidades, amenazas,
fortalezas y oportunidades); precisamente esta limitada visión ha sido y
es la principal causa de la elevada mortalidad empresarial en las
últimas décadas.
Las empresas tienen
que aprender a distinguir todas las posibilidades, sin las limitaciones
mencionadas anteriormente, con un ejercicio de análisis “partiendo de
cero” para luego poder confrontar cada una de éstas, al menos, con dos
aspectos de su posicionamiento: aquellas propuestas que el mercado
probablemente admita (oferta) o aquello que espera (demanda). Respecto
a esto último, las empresas corren riesgo si no hacen lo que el mercado
espera de ellas, igual que si proponen algo que el mercado no aceptaría.
Por ejemplo, en general, el mercado no admite propuestas innovadoras de
una empresa que considera conservadora. A pesar de ello, algunos
empresarios y directivos lo intentan sin resultado; este es otro error
típico en la toma de decisiones empresariales.
La cultura corporativa
debe estar alineada con la percepción que tiene el mercado de su
posicionamiento, y éste no sólo es creado por las decisiones de su
personal, sino también por las de la competencia, sectores adyacentes,
políticos. Las clásicas culturas corporativas rígidas, en un contexto
dinámico, contribuyen al desposicionamiento.
Es interesante
considerar que el posicionamiento no es estático, al contrario de como
se consideraba en el management, porque de esta manera se pueden tomar
iniciativas para cambiar las condiciones e intentar llegar a esas nuevas
posibilidades, y esto da paso a que se elaboren varias estrategias para
abordar cada una de ellas en el corto, medio y largo plazo, dependiendo
de cuando las circunstancias sean las más adecuadas, bien por cambios
externos, bien por iniciativa de la propia empresa (internos) o por
ambas.
Con esta información
podemos elaborar una matriz que nos sirva de herramienta estratégica:
Matriz C & J o Matriz de las posibilidades y el posicionamiento.
Esta tabla contendría la información mencionada en las siguientes
columnas:
1)
Posibilidades. Cada fila contendrá la descripción de una de las
posibilidades (A…X)
2)
Posicionamiento. Se divide en dos celdas, la primera cuando esta
posibilidad parte de la propia empresa (oferta), con dos opciones de
respuesta: PA (probablemente admitida) o PR (probablemente rechazada) y,
en la segunda, pondríamos (E) cuando es esperada o el mercado la pide
(demanda).
3)
Condiciones necesarias. Recordemos que cuando estimamos una
posibilidad PR (probablemente rechazada) pueden cambiar las condiciones
para convertirse en PA (probablemente admitida). Se divide en dos
celdas, la primera contiene una descripción de aquellas condiciones o
circunstancias internas o propias de la empresa requeridas para que esa
posibilidad sea PA (probablemente admitida) o E (esperada); la segunda
celda contendrá la descripción de las condiciones de mercado.
4)
Fecha prevista. Anotaremos la fecha en que prevemos se darán cada
una de las condiciones.
5)
Fecha revisión. Anotaremos la fecha de control en que debemos
revisar las previsiones formuladas.
MATRIZ C & J o MATRIZ DE LAS POSIBILIDADES Y EL POSICIONAMIENTO |
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(2)
Posicionamiento |
(3)
Condiciones necesarias |
(4)
Fecha
prevista |
(5)
Fecha
revisión |
(1)
Posibilidades |
Oferta |
Demanda |
Internas |
Externas |
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A |
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B |
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C |
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... n |
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X |
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© 2009 Carmen Fiestas y Javier Marzal |
Esta matriz es uno de
los primeros pasos de análisis y reflexión estratégicos para determinar
cuáles son las posibilidades que nos convienen.