¿Una
nueva burbuja empresarial?
Publicado
el 15-12-2007 en Expansión & Empleo
www.Javier Marzal.com,
1-01-2008.
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Las
expectativas actuales sobre el valor de los empleados no van a
cumplirse, por lo que puede hablarse de otra burbuja empresarial de
naturaleza humana.
Baja
satisfacción y productividad individual y organizacional, son las
percepciones que tienen la mayoría de los trabajadores y de los gurús
respecto a las grandes empresas.
Las
actuales expectativas sobre el valor de los empleados, una vez más, no
van a cumplirse, por lo que puede hablarse de otra burbuja empresarial
–como las anteriores calidad, marketing, tecnología-, aunque de una
nueva naturaleza no industrial, sino humana.
En
la mayoría de estas burbujas mejoraban las cosas, pero, enseguida, el
mercado hacía lo mismo; eran necesarias para seguir compitiendo, pero
no aportaban un valor diferencial. Sin embargo, algunas empresas, sobre
todo las nuevas, solían aprovecharlas de forma destacable.
El
error paradigmático actual en política de recursos humanos consiste en
la orientación al desarrollo. Fomentada por la idea de que las personas
son el principal activo, ha proporcionado una gran oportunidad de
negocio a los gurús y a las instituciones de la era industrial
(universidades, escuelas de negocio y consultoras).
El
desarrollo parte de la idea, de origen filosófico-religiosa, de que el
individuo tiene una esencia, que luego desarrolla. Desde hace décadas
se sabe que somos una construcción, primero sociocultural –programación
externa hasta los 11 años- y después, una autoconstrucción sobre la
anterior –ése es el problema-, con influencia del exterior.
Limitarnos
al desarrollo significa aceptar y potenciar la decadencia debida al
aumento de las autolimitaciones surgidas por la creciente brecha entre
la realidad percibida y la recibida socioculturalmente (educación o
programación inicial), fruto de la transición de la simplista era
industrial a la compleja era de la información.
Además
el principal -puede que el único- valor de toda empresa consolidada son
sus marcas.
Peter
Drucker decía que el reto de los directivos del siglo XXI está en los
cambios sociales. Lógicamente ,la mayoría de estos cambios sociales se
deben a cambios culturales y éstos suelen relacionarse con cambios en
la concepción del ser humano y de la sociedad.
¿Qué
hacen los directivos y las empresas para prepararse y actualizarse en
estas áreas?.
Algunos
hacen algo de forma autodidacta y otros acuden a las industrializadoras
propuestas de las instituciones de la era industrial mencionadas:
escuelas de negocio y consultoras.
En
general, puede afirmarse que cualquier programa de desarrollo
(personal, profesional, directivo, de liderazgo, de talento,
etc.) -interno de una empresa, de escuelas de negocio o de consultoras-
suele ser contraproducente, tanto para los asistentes como para las
personas que se relacionan con ellos, tanto a nivel privado (familia y
amigos) como profesional o social.
Los
ejecutivos -por edad y el bajo nivel sociocultural de España, incluidas
sus élites- están muy desfasados respecto a la sociedad actual que
vive la mayoría, es decir, a su propio mercado. Preguntad que opinan
sus hijos –clientes actuales- de ellos.
Las
personas son nuestro mayor activo; cuando las personas tienen los mismos
perfiles (poco imaginativos, obedientes, defensores del pasado, baja
autoconfianza, sin actitud crítica -interna y externa-, rechazo del
riesgo, reactivos, etcétera), sus ideas y resultados son los mismos.
¿Hay
alguna diferencia entre un directivo de una empresa consolidada y el de
otra? Son todos números indiferenciados, aunque los primeros suelen ser
personas mayores que los últimos, más aferrados aún a sus desfasadas
concepciones.
Un
vez más, será necesario un relevo generacional –jóvenes educados en
la incertidumbre de la complejidad, iniciativa y diversidad- para
realmente aprovechar el potencial de las personas y construir, mediante
una cultura sistémica, empresas realmente efectivas y productivas que
aumenten la satisfacción de sus millones de clientes, además de sus
miles de empleados.
Las
personas, organizaciones y sociedades que cambian su pensamiento hacen
cosas distintas que les conducen al progreso.
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