Entre
las causas de la crisis actual, iniciada en 2007 en Estados Unidos,
apuntadas por los especialistas, suelen citarse las siguientes,
ordenadas cronológicamente:
-
Un
período demasiado largo de políticas económicas expansivas, con
tipos de interés excesivamente bajos, de un 0% en Japón, 1% en
EE.UU. y 2% en la zona Euro.
-
La
administración Clinton obligó a conceder hipotecas inmobiliarias de
forma indiscriminada (subpryme).
-
La
administración Bush intervino en la salida de la crisis de 2001, no
permitiendo que el mercado realizara los ajustes necesarios.
-
La
administración Bush debilitó la economía estadounidense, entre otras
acciones con las guerras de Irak y de Afganistán.
-
La
administración Bush no ha supervisado correctamente el mercado
financiero.
-
La
codicia desmedida de los empresarios y directivos de las entidades
financieras estadounidenses de banca de inversión.
-
La
estrecha relación del sistema financiero de todos los países del mundo
ha hecho que la crisis estadounidense rápidamente se extendiera.
-
En
España, los gobiernos de González, Aznar y Zapatero han sido nefastos.
Además, el mantenimiento de una moneda
devaluada en China y la competencia debida al crecimiento de los países
emergentes del G-5 (Brasil, China, India, México y Sudáfrica) o del
BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que presiona a las economías
desarrolladas.
Desde
el verano de 2008 se hace patente la crisis en los países occidentales
desarrollados y algunos políticos comienzan a lanzar misivas
populistas, como la del Presidente de España que dice que “hay que
refundar el capitalismo”. En verano y otoño, la mayoría de los países
desarrollados garantizan la solvencia de sus entidades financieras. A
finales de año se reúne el G-20 para afrontar la crisis y Bush recibe
a los presidentes advirtiendo que la economía de mercado es intocable y
que no se tomen medidas proteccionistas. Desde entonces casi todos los
países han tomado y siguen tomando medidas proteccionistas, complicando
la situación y despilfarrando el dinero de todos los contribuyentes.
¿Cuál
es el problema real?
Más
que un problema es una situación insostenible que va a obligar a hacer
cambios necesarios para el progreso humano. Tiene una perspectiva sistémica:
cultural, económica, social y política. A la universal corrupción política
se ha unido la corrupción financiera y el sistema no puede soportarlo.
Recordemos
que el libre mercado, aceptado en el siglo 18, cambió el mundo dando un
impulso histórico a la intelectualidad, ciencia, tecnología, economía
y sociedad. En la cara negativa de este siglo, los ideales ilustrativos
de libertad, igualdad y fraternidad. La riqueza generada por la economía
de mercado y “la igualdad”, posibilitaron que a mediados del siglo
19 se aceptaran las ideas marxistas sobre el socialismo que la
intelectualidad del siglo anterior había rechazado, después de la
Revolución francesa de 1789 fue la mayor manifestación de la sociedad
de masas que ha llevado a la situación actual.
Ya
en el siglo 20, en la década de 1910, la empresa Ford duplica el sueldo
de sus empleados y cuando otras empresas le imitan, aparece el
consumismo de la década de 1920. Los banqueros aprovechan la ocasión
para expandir sus actividades crediticias, apoyando el consumo con la
concesión de créditos a particulares, apareciendo la sociedad del
excedente. De esta forma se aumentaban los recursos disponibles y la
economía crecía de una forma tan descontrolada como el crédito lo
permitiera.
Los
políticos aprovecharon la ocasión para incrementar el intervencionismo
y erigirse en la clase dominante, pero al dedicarse a áreas que no les
corresponde porque no constituyen de interés general, comienza la
corrupción política que, a medida que crece el sector público,
corrompe a toda la sociedad.
Esta
sociedad del crédito ocasionó un gran desajuste económico que, debido
al intervencionismo público, desembocó en la famosa Gran Depresión de
1929. El sistema era insostenible pero los banqueros y los políticos lo
apoyaban en beneficio propio, se hicieron aliados y crearon leyes para
controlar el crédito, así ambos protegían sus intereses.
Los
cambios tecnológicos y el crecimiento económico, hicieron que durante
el segundo y tercer cuartos del siglo 20, hubiera más dinero que
necesidades, pero como ni los banqueros ni los políticos querían
reducir sus privilegios, se mantuvo una exagerada creación de dinero
mediante el crédito. Aprovechando esta situación, algunos avispados
crearon nuevos productos financieros, completamente especulativos, que añadían
la misma opacidad que la gestión gubernamental, de forma que al igual
que los gobiernos no están al servicio de los habitantes, el mercado
financiero tampoco lo está a la economía, incluso llega a quebrar
empresas eficientes para obtener beneficios.
La
economía occidental no puede sobrevivir a la doble corrupción
financiera-política. Recordemos que Japón estuvo con una depresión
económica durante 10 años por este motivo y ahora ha llegado a EE.UU.
y a Europa. Es necesario que se reduzca el crédito, desaparezcan los
derivados financieros y se descentralice la función política creando
la sociedad de mercado.