Aprendizaje continuo para
evitar la obsolescencia
El aumento de la emprendeduría y de la innovación ha llevado a un nivel
de dinamismo sin precedentes que exige a las personas que actualicen y
amplíen constantemente sus conocimientos.
Debido
al incremento del dinamismo en el conocimiento, procesos,
organizaciones, etcétera, en todos los ámbitos de la actual sociedad de
la información se promueve el aprendizaje continuo como un elemento
necesario, tanto a nivel individual como colectivo: departamental,
organizacional, nacional e internacional. Por tanto, uno de los cambios
más importantes del siglo 21, consiste en el aprendizaje continuo.
Las
organizaciones transnacionales: Naciones Unidas, OCDE y la Unión Europea
advierten precisamente que es el aprendizaje continuo el elemento clave
para mantener las economías avanzadas. Como consecuencia de la
contracultura, en 1968 la UNESCO publicó “La crisis mundial de la
educación”, en 1972 “Aprender a ser” que según la propia UNESCO “tuvo el
gran mérito de fundamentar el concepto de educación permanente, en un
momento en que los sistemas de educación tradicionales eran objeto de
críticas”. La Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo
XXI de la UNESCO, en “La educación encierra un tesoro”, conocido como
informe Delors (1996), destaca a efectos de este artículo las
siguientes ideas: “aprender a conocer” que supone “aprender a aprender”
y “la educación a lo largo de la vida”.
En
1983, la publicación de la multidimensional Teoría de las Inteligencia
Múltiples de Gardner, supuso un cambio en la forma de entender la mente
humana, originando un cambio radical educativo hacia una metodología
constructivista más abierta y flexible, que coloca el aprendizaje del
alumno en el centro del sistema. Esta educación constructivista afronta
el reto del sistema para pasar del adoctrinamiento y entrenamiento para
realizar tareas repetitivas, propias de la Era industrial, a contribuir
en la creación de un conocimiento singular y creativo en cada persona de
la Era de la información.
En este
sentido, en 1999 la Unión Europea firma la Declaración de Bolonia que
crea un Espacio Europeo de Educación Superior el cual destaca por sus
propuestas modulares y una mayor exigencia de iniciativa por parte del
alumno. Precisamente, un aumento de la autorresponsabilidad y la
consecuente disminución del dirigismo son parte de los nuevos valores de
la contracultura que está teniendo un papel similar al Humanismo
renacentista respecto a la Era industrial. Ambos van en la dirección de
un aprendizaje continuo singular de información, conocimientos, hábitos,
habilidades y competencias; en definitiva en el proceso de
construcción-destrucción-reconstrucción de las compresiones, con las
emociones y comportamientos derivados.
Los
gobiernos de turno siguen estas directrices incorporando el aprendizaje
continuo a la cultura, al menos, en los países desarrollados. El ámbito
académico, las
universidades corporativas,
las
consultoras de formación y los escritores son los principales agentes
del aprendizaje o, para los dos primeros, de la educación o formación
continua. la vanguardia, especialmente los grandes pensadores, expresan
sus observaciones y propuestas en sus libros, por ello, ser autodidacta
supone una competencia esencial del nuevo marco del aprendizaje
continuo, más incluso que las mencionadas propuestas educativas.
Sin
embargo, como hemos visto, desde la “década prodigiosa” de 1960, con la
contracultura se puso en entredicho la efectividad de los sistemas
educativos en todos los países desarrollados, polémica que se mantiene,
especialmente en los países desarrollados menos avanzados, como España,
donde el porcentaje de fracaso del sistema educativo -escolar y
universitario- y su baja calidad no permite abandonar la economía
industrial e innovar en la economía de la información. Algunas grandes
empresas ya están buscando directivos y especialistas fuera de España,
para salir del bucle que hace que una educación atrasada no permita
entrar en la economía de la información y una economía industrial no
incentive a tener un aprendizaje avanzado.
La
transición desde una economía industrial a una economía de la
información -transformando incluso las empresas industriales en empresas
de la información- hace que sea la información y el conocimiento los
componentes esenciales de los procesos y puestos de trabajo existentes.
Pero, generalmente, la información y el conocimiento tienen una vigencia
inferior a los 6 ó 7 años en gran parte de los ámbitos intelectuales,
científicos y empresariales, por ello el reciclaje continuo se hace
necesario a nivel de células sociales operativas, como el departamento
de una empresa, donde los conocimientos y las especializaciones surgen y
desaparecen de forma continua. Las nanotecnologías, las biotecnologías,
las tecnologías y materiales medioambientalmente sostenibles nos llevan
a cambiar el mundo material sintético creado principalmente durante la
Era industrial. Pero además, Internet como medio de comunicación y
comercialización en la mayoría de los sectores, y para crear un nuevo
mundo humano -esta vez no material sino virtual-, la globalización,
etc., así como la facilidad para crear ideas, empresas, bienes y
servicios, hacen que estemos en una época donde los cambios son más
profundos, complejos y rápidos que en cualquier período pasado, haciendo
que el mencionado aprendizaje continuo sea necesario para empezar cada
pocos años con una actividad profesional muy distinta de la anterior. El
aprendizaje se basa en la apertura mental hacia nuevos conocimientos y
la flexibilidad mental para cambiar los existentes.
En la
década de 1990 destacó la universalización del PC doméstico y del
teléfono móvil, así como la apertura de Internet al mundo comercial,
proporcionando una infraestructura adecuada para la gestión de la
información y del conocimiento en la nueva Era de la información. 2009
ha sido el Año Europeo de la Creatividad y la Innovación, por tanto de
la generación de nuevo conocimiento. Tecnologías de la Información y de
las Comunicaciones (TIC), información, conocimiento, creatividad,
emprendeduría e innovación son los pilares de toda sociedad, pero desde
hace poco tiempo son elementos que forman parte de una nueva cultura
popular, no sólo de los colectivos elitistas y dirigentes como en la
anterior Era industrial.
Históricamente, la innovación ha eliminado los privilegios e intereses
creados, tanto en el mundo empresarial (mercados) como en el ámbito del
poder social centralizado (nobleza, monarquías absolutas y gobiernos).
Sabemos que la innovación hizo que, aproximadamente, un tercio de las
mayores empresas del mundo desaparecieron en la segunda mitad del siglo
20 cada 20 años. También sabemos que la mayoría de los trabajadores
tienen unos conocimientos y experiencia que, no sólo no sirven, sino que
suelen constituir un problema, porque el hábito de utilizarlos
distorsionan la realidad y llevan a hacer diagnósticos incorrectos que
conducen a decisiones erróneas.
El
e-learning y conferencias de autores internacionales están sustituyendo
las “clases magistrales” de profesores en su mayoría mediocres y, en
gran parte culpables, del rechazo de la mayoría de la población a las
instituciones educativas españolas.
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