La crisis y cómo
afrontarla
Todos hemos
contribuido a crear la crisis y la mejor forma de aprovecharla es
cambiando profundamente nuestro pensamiento.
Los diferentes dirigentes culturales, económicos, políticos y sociales
han llevado el sistema a una situación insostenible. Ello es debido a
que tienen una mentalidad burocrática cuya prioridad consiste en
conservar lo heredado, misión incompatible con la innovación sustancial.
¿Cómo
es la crisis actual?
Se habla de crisis de valores; de crisis en la filosofía, ciencia,
política; de crisis financiera, económica, etc. Lo que hay es un cambio
global. El conocimiento actual ha cambiado sustancialmente la
cosmovisión (cómo es el universo y el multiverso) y el modelo
antropológico (cómo es el ser humano). Este cambio de las creencias
básicas conlleva un cambio radical en la forma en que pensamos y en que
vivimos.
¿Por
qué hay crisis?
Porque la nueva Era ya forma parte de la cultura, sociedad,
organizaciones y formas de vida (privada, profesional y social) y
presiona para eliminar o cambiar lo existente, a pesar de la resistencia
al cambio, sobre todo, de los cargos beneficiados por la herencia del
pasado y las masas (gente común o mayoría). Las personas que ostentan
esos cargos estructurales, mayoritariamente creados por otros en el
pasado, intentan mantener el funcionamiento heredado. Lo hacen para
mantener sus privilegios, ya ilegítimos, o incluso aumentarlos. El abuso
y choque con los nuevos intereses colectivos crea crisis continuas que a
veces, como en 2007, adquieren una gran dimensión. En las últimas
décadas han sido numerosas las crisis. El avance de la globalización
hace que sean crisis sistémicas, es decir, que nos afectan a todos, en
mayor o menor medida. El sistema heredado es insostenible y, por lo
dicho, está completamente corrompido. Por otro lado, Alvin Toffler en su
gran obra “La tercera ola” y Peter Drucker hablando del “trabajador del
conocimiento”, entre otros autores, vislumbraron los grandes cambios en
esta transición desde la Era industrial hacia la Era de la información,
destacando numerosos cambios.
¿Qué
podemos hacer?
A
pesar del cambio erario, la educación sigue transmitiendo la cultura y
la sociedad antigua, como si fueran las actuales, en lugar de enseñar la
emergente que ya está empezando a dominar en todos los ámbitos de las
sociedades actuales. Por ello, es imprescindible que cada persona cree
un pensamiento propio, desde una reflexión constructiva y libre de
prejuicios, en la medida de lo posible, es decir, sin ideas
preconcebidas. En términos de estrategia cognitiva, debemos utilizar más
la estrategia de innovación y menos la de imitación porque una gran
parte de los modelos y prácticas del pasado no sirven. Debemos cambiar
las ideas, las estructuras y los procesos. De los relativistas, como
Einstein, podemos aprender a eliminar las supuestas verdades universales
y pasar a las “verdades” contextualizadas, de manera que las “fórmulas”
son diferentes dependiendo del entorno o contexto referido. Mientras una
cultura conservadora de imitación, cuya actividad se basa en la inercia
de hacer lo mismo que otros hacían anteriormente, copiándolos; la
innovación requiere cambios sustanciales. La imitación y la inercia
conllevan actitudes reactivas, mientras la innovación sólo se logra con
actitudes proactivas, con iniciativa. En la Era industrial, la sociedad
nos ofrecía las pocas posibilidades que conformaban nuestra forma de
vida, mientras ahora la sociedad no puede seguir ofreciendo un modelo
sostenible; además, esos estándares ya no están a la altura del
conocimiento actual de la mayoría de las personas ni, por tanto, de sus
posibilidades profesionales y necesidades intelectuales. Debemos aceptar
la responsabilidad de diseñar y construir nuestra propia vida.
¿De
dónde podemos partir para cambiar?
Las carreras universitarias actuales relacionadas con el saber humano y
social ya no enseñan cómo son las cosas de forma doctrinal, sino
diferentes enfoques y técnicas que son útiles contextualmente, es decir,
no de forma global sino para su aplicación en campos concretos. Ya han
abandonado la herencia del pensamiento único filosófico-religioso y se
han alineado con las nuevas ciencias humanas y sociales, así como del
librepensamiento actual. Por tanto, podemos utilizar el mayor número
posible de referencias externas, pero debemos construir nuestras propias
creencias y modelos que den lugar a nuestros intereses, motivaciones,
actitudes, hábitos, potencial, expectativas y actividades; en
definitiva, a nuestro modelo de vida.
¿Medidas en las empresas?
Las empresas se encuentran con leyes que no sirven y que las obligan a
tener una estructura jurídica (estatutos) que las hace insostenibles;
así como con una herencia organizativa y de procesos improductiva.
Precisamente esta inercia del pasado es la que ha permitido que se
creara la crisis. Las empresas deben cambiar sustancialmente, empezando
por sus estatutos, cargos, estructuras y procesos para permitir que las
personas con talento las reinventen y gestionen sus cambios dando lugar
a las organizaciones de la información, igual que en la anterior Era se
crearon las organizaciones industriales capitalistas y las legislaciones
pertinentes. Sería conveniente que estos cambios los hicieran las
asociaciones empresariales, eliminando la intervención del sector
público en estos asuntos privados. |
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