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Sabiduría para empresarios y directivos.

Javier Marzal, 10-02-2011.       Artículo en PDF

Los  conocimientos básicos sobre la vida mejoran los resultados empresariales. Esto es nuevo management.

El boletín del 1 de febrero de 2011 de la Harvard Business Review hace referencia a un libro de Linda A. Hill y Lineback Kent, donde los autores afirman que para ser un gerente efectivo existen tres aspectos imperativos que hay que dominar: autogestión, gestión de una red y gestión de un equipo. La autogestión, “incluyendo el conocimiento de que se trata de hacer las cosas por medio de otros”.

Peter Drucker, creador del management que cambió el mundo en la segunda mitad del siglo 20, ya advirtió que hacía falta un nuevo management centrado en las personas y estas tres habilidades van en esa línea. Sin duda estas tres habilidades directivas forman parte de las habilidades personales que todos deberíamos tener, incluyendo los sabios del siglo 21, tanto para todas las dimensiones de nuestra vida: privada, profesional y social.

Recordemos que la mayoría de los denominados sabios del siglo 20, eran personas con grandes conocimientos sobre el ser humano y sobre la vida, pero escasos sobre la sociedad, las organizaciones y el trabajo. Por ello, se podría afirmar que eran egocéntricos e individualistas. Pero ya en la segunda mitad del siglo 20, con la presencia clara de la Era de la información, los sabios amplían sus conocimientos básicos para la vida con la vertiente social, la empresarial y la profesional. En realidad, se trata de comprender al ser humano de una forma integral, sistémica, desde la actual perspectiva científica biopsicosocial (biológica, psicológica y social), esencialmente distinta de la anterior visión filosófico-religiosa.

De estas tres habilidades “imperativas” se deduce que la cultura industrial ha terminado. Esta era esencialmente individualista, mientras estas tres habilidades son colaborativas y colectivistas. Pasamos de la independencia a la interdependencia. Realmente la sociedad es un conjunto de reglas y relaciones; por tanto, es obvio que las relaciones se basan en la interdependencia. Incluso las personas más individualistas requieren que sean los demás, a través del mercado, quiénes valoren los resultados de su trabajo y  recompensen sus contribuciones.

Esta nueva situación hace que directivos y empresarios deban tener un cierto nivel de sabiduría -conjunto integrado de conocimientos básicos para tener una vida plena-, además de un notable sentido común, conocimientos de management (ciencia y técnica empresarial) y los conocimientos específicos de su sector de actividad económica, de su empresa y de su área funcional: corporativo, administración, finanzas, marketing, producción/desarrollo, recursos humanos, sistemas de información. Los empresarios, además, conocimientos del entorno que, a veces, se engloba bajo las siglas en PEST (político, económico, social y tecnológico).

La gestión de una red se refiere a las redes formales (jerarquías) e informales que tienen las empresas; a “comprender cómo funcionan el poder y la influencia en su organización y crear una red de relaciones mutuamente beneficiosas”. Esta nueva visión forma parte de una nueva concepción de la forma en que funcionan las empresas, la importancia que tiene el trabajo de todos y la imposibilidad de controlarlo todo, cuestión posiblemente indeseable.

La gestión del equipo se refiere a “forjar un alto rendimiento” en el propio equipo. Supone el reconocimiento de las limitaciones de una sola persona y que nuestros resultados están estrechamente ligados, son interdependientes, a los resultados de las personas más próximas y los de éstas a sus propios equipos, hasta abarcar toda la organización y sus stakeholders (accionistas, clientes, colaboradores, proveedores, etc.). Como hemos advertido antes, forma parte de la nueva concepción integral y sistémica del ser humano, de las organizaciones, de la sociedad y de la humanidad que impregna la ciencia y la cultura de la actual Era de la información. En otros ámbitos se conoce como nueva conciencia, a la que algunos dan un cariz espiritual.

En contra de estos nuevos conocimientos está la influencia sociocultural, especialmente durante el proceso de socialización en nuestros años escolares, cuando nuestra familia, profesores, compañeros, amigos y medios de comunicación masivos nos indoctrinan inculcándonos la doctrina  generalmente aceptada y obligándonos a tomarla como cierta e inamovible.

En definitiva, los directivos y empresarios deben aumentar su nivel de sabiduría. También el resto de los trabajadores, pero es conveniente comenzar por las cúpulas que tienen mayor capacidad de influencia y pueden extender esta nueva cultura y desarrollar nuevos hábitos y prácticas. La nueva ecuación postula que el nivel de sabiduría es directamente proporcional a los resultados; de forma que a mayor nivel de sabiduría mejores resultados y a menor sabiduría peores resultados.


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