Sabiduría para empresarios
y directivos.
Los conocimientos básicos sobre
la vida mejoran los resultados empresariales. Esto es nuevo management.
El boletín
del 1 de febrero de 2011 de la Harvard Business Review hace referencia a
un libro de Linda A. Hill y Lineback Kent, donde los autores afirman que
para ser un gerente efectivo existen tres aspectos imperativos que hay
que dominar: autogestión, gestión de una red y gestión de un equipo. La
autogestión, “incluyendo el conocimiento de que se trata de hacer las
cosas por medio de otros”.
Peter
Drucker, creador del management que cambió el mundo en la segunda mitad
del siglo 20, ya advirtió que hacía falta un nuevo management centrado
en las personas y estas tres habilidades van en esa línea. Sin duda
estas tres habilidades directivas forman parte de las habilidades
personales que todos deberíamos tener, incluyendo los sabios del siglo
21, tanto para todas las dimensiones de nuestra vida: privada,
profesional y social.
Recordemos
que la mayoría de los denominados sabios del siglo 20, eran personas con
grandes conocimientos sobre el ser humano y sobre la vida, pero escasos
sobre la sociedad, las organizaciones y el trabajo. Por ello, se podría
afirmar que eran egocéntricos e individualistas. Pero ya en la segunda
mitad del siglo 20, con la presencia clara de la Era de la información,
los sabios amplían sus conocimientos básicos para la vida con la
vertiente social, la empresarial y la profesional. En realidad, se trata
de comprender al ser humano de una forma integral, sistémica, desde la
actual perspectiva científica biopsicosocial (biológica, psicológica y
social), esencialmente distinta de la anterior visión
filosófico-religiosa.
De estas
tres habilidades “imperativas” se deduce que la cultura industrial ha
terminado. Esta era esencialmente individualista, mientras estas tres
habilidades son colaborativas y colectivistas. Pasamos de la
independencia a la interdependencia. Realmente la sociedad es un
conjunto de reglas y relaciones; por tanto, es obvio que las relaciones
se basan en la interdependencia. Incluso las personas más
individualistas requieren que sean los demás, a través del mercado,
quiénes valoren los resultados de su trabajo y recompensen sus
contribuciones.
Esta nueva
situación hace que directivos y empresarios deban tener un cierto nivel
de sabiduría -conjunto integrado de conocimientos básicos para tener una
vida plena-, además de un notable sentido común, conocimientos de
management (ciencia y técnica empresarial) y los conocimientos
específicos de su sector de actividad económica, de su empresa y de su
área funcional: corporativo, administración, finanzas, marketing,
producción/desarrollo, recursos humanos, sistemas de información. Los
empresarios, además, conocimientos del entorno que, a veces, se engloba
bajo las siglas en PEST (político, económico, social y tecnológico).
La gestión
de una red se refiere a las redes formales (jerarquías) e informales que
tienen las empresas; a “comprender cómo funcionan el poder y la
influencia en su organización y crear una red de relaciones mutuamente
beneficiosas”. Esta nueva visión forma parte de una nueva concepción de
la forma en que funcionan las empresas, la importancia que tiene el
trabajo de todos y la imposibilidad de controlarlo todo, cuestión
posiblemente indeseable.
La gestión
del equipo se refiere a “forjar un alto rendimiento” en el propio
equipo. Supone el reconocimiento de las limitaciones de una sola persona
y que nuestros resultados están estrechamente ligados, son
interdependientes, a los resultados de las personas más próximas y los
de éstas a sus propios equipos, hasta abarcar toda la organización y sus
stakeholders (accionistas, clientes, colaboradores, proveedores, etc.).
Como hemos advertido antes, forma parte de la nueva concepción integral
y sistémica del ser humano, de las organizaciones, de la sociedad y de
la humanidad que impregna la ciencia y la cultura de la actual Era de la
información. En otros ámbitos se conoce como nueva conciencia, a la que
algunos dan un cariz espiritual.
En contra
de estos nuevos conocimientos está la influencia sociocultural,
especialmente durante el proceso de socialización en nuestros años
escolares, cuando nuestra familia, profesores, compañeros, amigos y
medios de comunicación masivos nos indoctrinan inculcándonos la
doctrina generalmente aceptada y obligándonos a tomarla como cierta e
inamovible.
En
definitiva, los directivos y empresarios deben aumentar su nivel de
sabiduría. También el resto de los trabajadores, pero es conveniente
comenzar por las cúpulas que tienen mayor capacidad de influencia y
pueden extender esta nueva cultura y desarrollar nuevos hábitos y
prácticas. La nueva ecuación postula que el nivel de sabiduría es
directamente proporcional a los resultados; de forma que a mayor nivel
de sabiduría mejores resultados y a menor sabiduría peores resultados. |
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