Aprender a trabajar en
equipo
El
trabajo en equipo se ha convertido en una competencia básica para la
actividad profesional actual y los españoles no suelen saber hacerlo.
Recientemente he ayudado a una universitaria a realizar unos trabajos
para su primer curso de carrera. Me ha dado la oportunidad de conocer
sus inquietudes sobre la obligatoriedad de trabajar en equipo para
realizar esos documentos.
Es una persona con una alta capacidad y motivación para su vida
profesional y, por tanto, seguro que será emprendedora y destacará
profesionalmente en lo que haga. Hemos hablado en varias ocasiones sobre
el trabajo en equipo y, tras su experiencia -derivada de la adaptación
de las universidades españolas al Tratado de Bolonia-, afirmaba
contundentemente que no le gusta trabajar con otras personas. Se quejaba
de que sus compañeros hacen poco, de que no tienen interés en hacer el
mejor trabajo posible, sino sólo en cubrir el expediente. Esta persona
ha llegado a pensar en dejar la carrera o hacerla a distancia porque la
desmotivación institucional (universitaria) es grande.
Precisamente, una de las características básicas de la mentalidad
profesional española es el principio del mínimo esfuerzo, de cubrir el
expediente. Esta es una de las bases para la baja productividad
profesional y empresarial española.
Sin duda el trabajo en equipo se convierte en un suplicio para una
persona que destaca y le obligan a trabajar con personas normales, es
decir, con mediocres. De hecho, el trabajo en grupo acaba desmotivando a
las personas con talento, éstas son conscientes de que la mayoría de los
resultados lo hacen ellas mientras los demás hacen poco o nada, a veces
sólo incordian.
Esta persona corre el riesgo de despreciar a la mayoría y convertirse en
una déspota cuando llegue a dirigirlos porque, sin duda, dirigirá
equipos. Lo tendrá que hacer para aprovechar sus posibilidades,
necesitará gente para que realice actividades menores o tediosas que
requieran de personas normales para realizarlas.
Considero muy acertado promover las competencias del trabajo en grupo
por parte del acuerdo de Bolonia, pero los catedráticos y profesores
universitarios deberían prepararse para llevarlo a cabo, teniendo en
cuenta estas situaciones y evitar desgastar a las personas con talento
(con potencial de talento), así como buscar métodos para evitar que los
mediocres no trabajen y se conviertan en unos parásitos sociales, el
gran problema actual de Occidente.
En las grandes empresas la situación es similar. Todavía no han
aprendido que las personas con mentalidad conservadora son burócratas
que ofrecen una gran resistencia al cambio y, por tanto, no deben formar
parte de los equipos de trabajo creados para cambiar las cosas.
Es un hecho conocido que la mayoría de los trabajos realizados por las
consultoras (siempre para proponer o llevar a cabo cambios) fracasan,
igual que los lanzamientos de nuevos productos (bienes o servicios).
Esto suele suceder, precisamente por la intervención de personas
conservadoras en estos proyectos de cambio, a veces boicoteando las
iniciativas de las personas emprendedoras e innovadoras y, otras veces,
porque quieren cambiar las cosas por la presión del mercado y no porque
tengan nuevas ideas.
Para una persona con alta motivación (capacidad) es una delicia
colaborar con personas similares, pero complementarios, formando equipos
de trabajo de alto rendimiento con las que alcanzar resultados
extraordinarios, pero un martirio trabajar con personas normales
(mediocres) porque aportan unos conocimientos bajos de sus disciplinas y
dan más quebraderos de cabeza por lo que no resultan complementarios. A
las personas normales les gusta trabajar con personas con talento porque
así pueden hacer poco y obtener más resultados de la consecuencia de sus
acciones, mientras les aterra colaborar con otros mediocres porque no
obtendrían resultados y además porque les parecerían unos vagos, dado
que la crítica la dirigen hacia los demás en lugar de hacia ellos
(autocrítica); por eso, no crecen intelectual-profesionalmente y siempre
serán mediocres, al revés de lo que hacen las personas con motivación. |
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