Durante la transición
desde la Era de la agricultura a la Era industrial, se destruyeron
la mayoría de los trabajos agropecuarios y se crearon numerosos
empleos industriales en las fábricas y en la comercialización de
esos bienes, así como trabajos de servicios, incluyendo los de las
administraciones públicas, el sector social y las empresas.
En esta transición desde
la Era industrial a la Era de la información, estamos destruyendo
la mayor parte de los trabajos industriales porque ya no son
necesarios y creando numerosos trabajos relacionados con la
gestión de la información, destacando la creación del nuevo mundo
virtual, así como la sustitución del mundo material sintético
creado durante la anterior Era industrial.
El problema surge cuando
los beneficiarios de la inercia: políticos, grandes empresas e
instituciones pretenden que no cambien las cosas. En Occidente
existen una gran cantidad de organizaciones y personas poco
útiles, pero subsidiadas con el dinero de todos.
Estos subsidios
distorsionan la economía, perjudicándola, y es injusto que unos
paguen en beneficio de otros.
El cambio de necesidades
y empleos, limitado por estos subsidios y otros poderosos
intereses ilegítimos, está creando una situación insostenible,
especialmente en países poco avanzados, como los latinos (europeos
y americanos).
Precisamente los
principales causantes de este grave problema social que afecta a
tantas personas: los políticos acusan, injustamente, a los
empresarios de no crear los empleos necesarios, agravando la
situación porque algunos contratan excesivamente, perjudicando a
sus clientes, trabajadores y accionistas, haciendo economías más
insostenibles aún.
La función social de las
empresas consiste en proporcionar los bienes y servicios que la
sociedad requiere. Para ello, crea la tecnología (ideas,
conocimiento y maquinaria) y los empleos necesarios, como
instrumento para realizarla.
Las administraciones
públicas deben crear las condiciones adecuadas para que las
empresas puedan realizar su función social, pero desde hace
décadas no lo hacen y este es el grave problema que crea tanto
desempleo, siendo excesivamente superior la destrucción de los
empleos tradicionales, poco útiles, que la creación de nuevos
empleos. Se denomina desempleo institucional al originado por esta
disfunción del sector público, este tipo de desempleo ha sido
tradicionalmente alto en España y ahora ha alcanzado unos niveles
socialmente graves. La mayor complejidad social está siendo
especialmente traumática en esta transición eraria, siendo
previsible que la situación empeore en la mayoría de los países
occidentales, incluyendo España.
Los empresarios y
directivos no deben caer en la presión de los políticos y deben
continuar eliminando empleos por la mejora de sus procesos y
contratando servicios a empresas innovadoras que mejoren su
funcionamiento.
En cuanto a los
innovadores deben considerar la posibilidad de abandonar estos
países y emprender sus ideas en economías más abiertas y
receptivas al cambio, llegando a sus países de origen, en su caso,
desde el éxito exterior. Lo contrario sería apoyar una corrupción
insostenible y no aportar sus innovaciones para el progreso de la
humanidad.