Las culturas existentes están basadas en la dependencia social, en
relaciones D/s (dominio/sumisión) sobre las que han escrito muchos
autores, como Erich Fromm. Sin embargo, la dependencia no es sana
psicológicamente ni demasiado productiva socialmente.
La interdependencia se basa en que cada organización y persona
tengan cierta autonomía y metas propias que sólo pueden alcanzar
interactuando con otros. Así las organizaciones proporcionan a sus
stakeholders (personal, clientes, socios…) una actividad con la
que puedan alcanzar sus metas profesionales, económicas, etcétera.
Durante miles de años, la dependencia social fue fomentada por las
religiones y las fuerzas guerreras (predecesores de los ejércitos
actuales) que fomentaban la autoridad de unos pocos así como la
obediencia y sumisión de la mayoría. Lógicamente este esquema deja
la emprendeduría y la innovación en manos de esos pocos.
Precisamente la Reforma protestante cambió este paradigma y a ello
se debió el gran avance cultural, social y económico de la Era
industrial; sin embargo, este mismo avance industrializador es el
problema de la civilización occidental.
Por el contrario, en una sociedad basada en la interdependencia
todos aportarán lo mejor de ellos mismos. Unos lo harán para
obtener más de la sociedad, otros por responsabilidad social,
otros por mejora personal o por otros motivos, pero todos ellos
aportarán más que en sociedades dependientes.
La crisis sistémica actual es el reflejo de la interdependencia de
factores culturales, económicos, políticos y sociales en la
economía. Esta interdependencia también se refleja en la tendencia
de las relaciones profesionales. El clásico modelo empresarial, se
basa en relaciones D/s (mando y control), a través de la
jerarquía. El modelo de gestión o de dirección por objetivos,
donde cada mando establece unos objetivos y sus subordinados
deciden cómo obtenerlos; en algunas organizaciones, incluso los
objetivos corporativos se establecen por consenso,
interdependientemente.
Debemos tener en cuenta que la mayoría de los trabajos son
rutinarios, las personas que los hacen prefieren relaciones de
mando y control (D/s), siendo este modelo más productivo que las
relaciones de interdependencia que son más productivas en
actividades de alto valor añadido y preferidas por personas con
una mayor conciencia y responsabilidad sociales. Por tanto, las
relaciones de interdependencia en el mundo actual es un modelo a
utilizar en entornos de alto rendimiento o valor porque la mayoría
de las personas lo rechazarían y la mayoría de las actividades
profesionales actuales son más productivas en entornos de mando y
control.
La interdependencia y la responsabilidad social son dos de los
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir,
de los modelos de la actual Era de la información. Estos nuevos
principios son los que aplicamos, en mayor o menor medida, las
personas que estamos realizando la transición desde la Era
industrial a la Era de la información, mejorando la condición
humana y el progreso social, para que, en un futuro, la mayoría
los apliquen aumentando la mejora individual y colectiva.