En 1942,
el economista Schumpeter popularizó el concepto de “destrucción
creativa” en referencia a crear organizaciones innovadoras que
“destruyeran” su pasado y la inercia para mantenerlo.
La Era
industrial destruyó la mayoría de los trabajos agropecuarios,
igual que la actual Era de la información ha destruido la mayoría
de los trabajos industriales y reducido, más aún, los trabajos
agropecuarios que eran mayoría durante la Era de la agricultura.
Como sucedió durante la transición hacia la Era industrial, el
desempleo es el mayor problema social, ahora acentuado por el
exceso de privilegios públicos y privados.
Peter
Drucker, padre del management y escritor más influyente del siglo
20, afirmó que en 1950 la mayoría de los trabajadores
estadounidenses eran trabajadores del conocimiento, actividades
propias de la Era de la información; sin embargo, las Tecnologías
de la Información todavía no se utilizaban en la mayoría de las
organizaciones.
La
apertura de Internet al mundo comercial, durante la primera mitad
de la década de 1990, ha tenido un impacto en la vida privada y en
todas las actividades colectivas sin precedentes. Durante el siglo
20, las grandes empresas industriales se convirtieron en grandes
empresas comerciales y la globalización obligó a crear grandes
redes comerciales y de intermediarios; sin embargo, las nuevas
posibilidades de Internet han desintermediado una gran parte de
los mercados y de las administraciones públicas. Los mercados que
han sido reintermediados, lo han hecho con una reducción drástica
de organizaciones y de trabajadores.
Por
tanto, todos los esfuerzos para mantener los empleos son
indeseables e insostenibles. Indeseables tanto desde el punto de
vista de que su mantenimiento perjudica el progreso, como porque
es inhumano y antisocial que haya personas que hacen trabajos que
perjudican a los perceptores de los mismos. Es insostenible porque
es gastar dinero en una actividad que perjudica la productividad
de una sociedad que la conduce a su decadencia. Es lo que pasó a
los países, como España, que no tuvieron la Revolución industrial.
Es
necesario dejar que se destruyan la mayoría de los empleos para
que el mercado asigne los recursos existentes a empleos nuevos y
diferentes que hagan economías sostenibles y humanas. Para ello,
es necesario informar a la opinión pública que la mayoría no van a
encontrar trabajo, salvo que una parte de aquellos que se
incorporan al mercado de trabajo creen organizaciones con
propuestas innovadoras que requieran trabajadores que hagan
actividades diferentes de las existentes, para lo que se hace
necesario que, incluso estos empleados, tengan competencias
emprendedoras e innovadoras.
La
fórmula consiste en destruir empleos innecesarios e insostenibles
para crear empleos que mejoren el bienestar y aporten progreso
para que las sociedades sean sostenibles; sin embargo, los
gobiernos de todos los países desarrollados hacen lo contrario,
subsidiando organizaciones y trabajos que perjudican a todos,
tanto a los subsidiados que cada día son menos útiles como a los
demás que los subsidian o que tienen que competir en mercados
mermados por el dinero que se les ha sustraído para subsidiar a
otros. Los subsidios confiscan el dinero de los contribuyentes
–sobre todo de las rentas más bajas- y lo asignan a actividades
improductivas, dejando menos dinero para financiar el progreso
apoyando las innovaciones.
La
mayoría de los nuevos trabajos del conocimiento, realizan la
mayoría de sus actividades por Internet y no requieren grandes
inversiones de capital. Por este hecho, el capital dejó de ser el
principal factor de producción durante el siglo 20, por lo que
desapareció el capitalismo, dando lugar al letal sistema
financiero actual.
Además,
si tenemos en cuenta que cada vez existen menos trabajos por
cuenta ajena, si los jóvenes no crean sus propios empleos, parece
lógico afirmar que el desempleo destruirá las sociedades
denominadas avanzadas o desarrolladas.
Hay
talento en exceso para innovar, pero habitualmente no se utiliza
por las dificultades sociales para aportar cambios en las
organizaciones, en la cultura y por la rigidez del sistema, debida
principalmente a legislaciones conservadoras, injustas e
insostenibles.
El
autoempleo es uno de los
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del Nuevo Management; es decir, de los
modelos de la actual Era de la información.
Las actuaciones de los gobiernos están perjudicando la transición de los
empleos antiguos a los nuevos, aumentando el problema del
desempleo porque actúan desde la injusta vieja conciencia para
mantener los privilegios del insostenible e indeseable viejo
orden.