Según el
modelo antropológico actual, las personas somos una construcción
biopsicosocial (BPS). De ello deriva que nuestras relaciones
también son una construcción, a su vez condicionada por nuestra
construcción BPS y por la construcción BPS del otro. En este
sentido cualquier relación (privada, profesional o social) tiene
tres componentes: los dos individuos y la relación entre ellos.
En toda
relación podemos destacar intereses autovalorativos, afectivos,
sexuales, profesionales, culturales, económicos y sociales. Todos
estos intereses están relacionados con la inseguridad que padecen
la mayoría de las personas, probablemente, derivados de las
culturas existentes. Esta existencia de inseguridades nos lleva a
tratar de evitarlas mediante la búsqueda de poder sobre otras
personas.
La
evitación de la inseguridad es uno de los pilares sobre los que
hemos construido nuestra fracasada civilización. Nuestra
organización social se basa en la jerarquización, la
subordinación, la obediencia y la seguridad que proporciona mandar
u obedecer. Las jerarquías establecen las relaciones de poder
donde mandar proporciona la seguridad de ser superior por poder
hacer que otros obedezcan y obedecer proporciona la seguridad de
que otros deciden lo que tenemos que hacer porque así eliminan
nuestra incertidumbre.
Las
sociedades machistas y altamente jerarquizadas existentes, así
como las religiones y filosofías, promueven la inseguridad y el
poder, la subordinación y las relaciones D/s (Dominio/sumisión)
para evitar el malestar producido por la incertidumbre. Pero estas
inseguridades también promueven la minusvaloración de la que
derivan la mayoría de las autolimitaciones que hacen que las
personas sean poco creativas, poco productivas y estén poco
satisfechas consigo mismas. Además, estas autolimitaciones las
llevan a construir relaciones poco valiosas y poco productivas.
La
jerarquización excesiva, las relaciones de poder y de D/s, así
como la negociación de poder, derivan de unas culturas y
sociedades injustas y poco sostenibles que hacen que las personas
(dirigentes o dirigidos) proporcionen poco valor al colectivos e
individualmente.
Por
tanto, estas relaciones de poder (D/s) se sustentan en la
debilidad de las inseguridades y de la dependencia mutua de los
dominantes y de los sumisos, en la tradición y en la inercia del
funcionamiento organizacional y social. Su prioridad consiste en
eliminar estas inseguridades en lugar de fomentar las
posibilidades constructivas de los dirigentes, de los dirigidos y
de sus relaciones, construyendo relaciones, organizaciones y
sociedades insanas, poco productivas, poco satisfactorias y poco
sostenibles.
La
utilización del poder en las relaciones profesionales establece
marcos cerrados que impiden la creatividad, la evolución
(incrementalismo), la innovación y los resultados extraordinarios
del talento o, simplemente, de la condición humana. Los dominantes
dominan a los sumisos haciendo que hagan lo que les benefician,
pero los sumisos hacen que los dominantes les dediquen mucho
tiempo para dominarlos, haciéndose mutuamente dependientes y poco
productivos. Las personas poderosas son tan inseguras como las
sumisas, necesitan someter a otros para evitar sus inseguridades.
Los dominantes y los sumisos son inseguros y poco libres.
El poder
implica desplazar a las personas de su sitio e invadir su lugar,
haciendo que dejen de ser ellas mismas, anulando su iniciativa,
anulándolas tanto en lo perjudicial como en lo beneficioso y
productivo. El poder elimina las inseguridades, decidiendo por
ellos, pero a la vez, les crea irresponsabilidad personal, nuevas
inseguridades, limitaciones e insatisfacciones. Este es el motivo
principal por el que las empresas consolidadas se vuelven
altamente jerarquizadas se convierten en burocráticas, poco
competitivas y acaban desapareciendo.
La
historia de la Humanidad puede explicarse, principalmente, por la
historia del poder, pero la Era de la información debe traer un
suficiente aumento de la autorresponsabilidad –propio de la
condición humana- que elimine la necesidad del poder, propio de la
baja condición humana y de la condición social derivada.
La interdependencia, la autorresponsabilidad, la productividad, la
condición humana y el bienestar son
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir,
de los modelos de la actual Era de la información.