España es
un país donde la corrupción es la norma: políticos, policías,
fiscales y jueces, se han instalado en la Abusocracia. La mayoría
no cumple la Ley y están inmersos en la corrupción o la permiten.
En este
contexto de corrupción generalizada y siendo el sector público el
mayor cliente de una gran parte de los sectores de actividad
económica, los empresarios y directivos tienen que decidir entre
pagar las comisiones u otras exigencias políticas o no entrar en
el amplio mercado del sector público.
Sin duda
la corrupción generalizada conduce a la decadencia y al
hundimiento de una sociedad, en el caso de España es obvio porque
ya ha llegado su hundimiento, sin ninguna posibilidad de
recuperación aunque, en algún momento, dejará de crecer el
desempleo y empezará a aumentar el PIB, según los siempre falsos
datos oficiales.
¿Es
inmoral aceptar la corrupción? Antes de responder a esta pregunta
debemos tener en cuenta que es la mayoría de los españoles la que
apoya con sus votos la corrupción institucional o cuando pagan a
un electricista sin IVA, operando en la economía informal o
sumergida.
Los políticos españoles, desde la década de 1980, están creando
leyes que eliminan la separación de los poderes y los delitos
políticos para evitar que los jueces puedan condenarlos por
corruptos. Por otro lado, los propios fiscales, jueces y otro
personal judicial son los primeros que, sistemáticamente, no
cumplen las leyes.
La corrupción es una forma de intervenir políticamente la economía
y ésta una forma de empobrecer a la población y así poder
controlarla mejor. El mayor peligro de la corrupción consiste en
que nunca tiene final y siempre va creciendo. En España, la
corrupción afecta a las grandes empresas privatizadas y a los
sectores altamente regulados (por los políticos). Esta corrupción
generalizada (política, judicial y de estas grandes empresas)
puede denominarse Abusocracia y los empresarios no corruptos no
pueden competir contra estos abusócratas; por tanto, los
empresarios y directivos no corruptos y, sobre todo, los
emprendedores empresariales no pueden acceder al principal mercado
(sector público) ni a los mercados corruptos. Este, junto con la
cerrada cultura española, es la principal causa de la crisis
sistémica española y de que cuando la caída económica pare o
comience un lento crecimiento, la falta de competitividad y los
problemas sociales no desaparezcan.
En este
contexto, tal vez hacer lo que hace la mayoría, actuar
corruptamente, no pueda considerarse inmoral, indecente o
delictivo. Es la mayoría la que lo hace y la mayoría la que lo
acepta.
¿Deben los dirigentes privados contribuir a la quiebra del país
para que la mayoría deje de apoyar (votar) a los corruptos PPSOE
(PP+PSOE) para poder cambiar las cosas y hacer que la Unión
europea intervenga en la necesaria regeneración social?
La corrupción sistémica y la decadencia son inevitables en el
insostenible orden mundial de la Era industrial.