España es
un país donde la corrupción es la norma: políticos, policías,
fiscales y jueces, se han instalado en la Abusocracia. La mayoría
no cumple la Ley y están inmersos en la corrupción o la permiten.
Occidente consiguió aumentar su
progreso, con grandes revoluciones de toda índole que cambiaron,
sustancialmente, su actividad individual y colectiva, sobre todo
durante la Era industrial. De este gran progreso, derivó un
aumento del conservadurismo para mantener los privilegios
obtenidos. Precisamente de la mentalidad conservadora deriva el
incrementalismo que consiste en mejorar lo existente, pero sin
cambiarlo sustancialmente, especialmente manteniendo el poder y
los privilegios. Para ello, es necesario limitar la innovación que
hizo alcanzar el alto nivel de progreso que posibilitó la
situación de privilegio. Lógicamente el alto nivel de progreso se
alcanzó superando el conservadurismo y eliminando parte del poder
y de los privilegios anteriores.
El incrementalismo crea sistemas
dominados por la burocracia y la tecnocracia que derivan en
incompetencia y en corrupción que acaban destruyendo los sistemas.
Esta afirmación está probada a lo largo de la historia, tanto en
sistemas sociales como en el mundo empresarial, donde la mayoría
de las empresas terminan desapareciendo víctimas de su
incrementalismo.
El incrementalismo es necesario,
pero cuando se alcanza cierto nivel de complejidad se convierte en
una trampa que lleva a los sistemas a su decadencia y
desaparición. El incrementalismo es necesario para sacar el máximo
provecho de las innovaciones, pero no como decía el management: a
los periodos de innovación les siguen periodos de incrementalismo.
Sin embargo, el
Nuevo Management fomenta la
integración de la innovación y del incrementalismo, en lugar de
estar en periodos separados.
Ahora que los países más poblados:
China e India han aceptado que un sector empresarial de mercado es
necesario para progresar. Sus logros están eliminando los
privilegios de un Occidente incrementalista, amenazando con
llevarle a una profunda decadencia. Antes de China e India, otros
países orientales más pequeños ya habían aceptado el mercado y
estaban progresando, en las últimas décadas también se están
liberalizando otros países con más habitantes que cualquier
europeo.
Occidente tiene un doble problema:
dirigentes empresariales incrementalistas y un sector público
corrupto que tiene intervenida gran parte de la investigación y de
la economía, y que devora la riqueza creada por las empresas.
Actualmente estamos viviendo esta
situación claramente en el sector de la telefonía móvil. Empecemos
con Nokia. Los
dirigentes de esta empresa nórdica tuvieron el atrevimiento de
centrarse en este sector, para ello vendieron su relevante
división de ordenadores personales. Como la mayoría sabemos, Nokia
ha estado liderando el sector desde 1998 a 2007, pero aparecieron
los teléfonos smarphones y Nokia no entendió este cambio
sustancial, por lo que perdió su posición de liderazgo y empezó a
perder dinero, hasta que su división de móviles acabó en manos de
Microsoft en septiembre de 2013.
Los primeros smartphones con éxito
fueron las canadienses Blackberry, desde 1999, a las que siguieron
los iPod de la estadounidense Apple, aparecidos a finales de 2001.
También en noviembre de 2013, Blackberry se ha vendido a un grupo
de inversores.
Sin embargo, el líder actual
proviene, precisamente, de una de las principales empresas de un
país asiático emergente: Samsung de Corea del Sur. La empresa que
está superando a los líderes de varios subsectores de la
electrónica de consumo, incluso superando a la otrora todopoderosa
japonesa Sony en televisiones y otros aparatos. Es previsible que
la división de Smartphone de Apple llegue a una situación de
difícil supervivencia.
En el sector de la automoción
podemos encontrar una situación similar. Casi todo el siglo 20
estuvo dominado por los fabricantes estadounidenses General Motors
y Ford, así como por las alemanas. General Motors fue la mayor
empresa del mundo, durante la mayor parte del siglo. Sin embargo,
estas dos empresas están en crisis y General Motors en quiebra.
Desde 2007, la japonesa Toyota lidera el mercado y la surcoreana
Hyundai está escalando posiciones, estando ya entre los cinco
mayores.
Estos dos sectores relevantes
evidencian la decadencia de Occidente y de su incrementalismo, y
el despegue de los países emergentes con los valores que crearon
la Era industrial e hicieron progresar a Occidente.
La conservadora mentalidad
incrementalista está destruyendo el bienestar occidental,
amenazando la viabilidad de sus empresas y, por tanto, de sus
sociedades.
La innovación y el progreso son
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir,
de los modelos de la actual Era de la información.