Las pagas extras perjudican
gravemente a los trabajadores y benefician a las empresas y al
sistema establecido.
Las pagas extras suponen retener,
mensualmente, una parte de la retribución durante una media de
tres meses. Esta retención se devuelve cuando se cobran las pagas
extras; sin embargo, los impuestos generados por esas cantidades
se retienen mensualmente al trabajador, aunque éste no las cobra
hasta que llega la paga extra. En esta retención se beneficia la
empresa donde está contratado el trabajador. Por tanto, las pagas
extras son una forma de que los trabajadores financien la
actividad de su empresa.
Las pagas extras obligan a los
trabajadores a ahorrar, demorando el cobro de una parte de su
retribución. En este sentido, esta práctica es una intromisión en
la vida privada de los trabajadores. Pero este aparente mecanismo
para fomentar el ahorro, a la vez fomenta lo contrario: el
consumo.
Tradicionalmente, la paga extra de
verano se ha utilizado para cubrir los gastos extraordinarios de
las vacaciones de verano, una costumbre alentada por las empresas
y particulares que operan en el sector turístico, también por el
Estado cuyos organismos cerraban en agosto, obligando a los
funcionarios públicos a tener vacaciones durante todo ese mes, sin
libertad para escoger otro momento del año.
La otra paga extra más extendida es
la paga de final de año, también llamada de Navidad. También
existe una tradición para fomentar el consumo, gastándose esta
paga en los regalos a familiares y amigos.
En realidad, ambas costumbres,
vacaciones y regalos, forman parte de un modelo de vida, más
concretamente, de la parte placentera del modelo. Si el modelo
fuera bueno no tendría otras connotaciones, pero este modelo de
vida occidental es rechazado por la mayoría de las personas que lo
siguen y, más aún, por los hijos que no quieren vivir como sus
padres.
Pero por encima de todo, lo más
grave consiste en la manipulación de los perjudicados por las
pagas extras, en la limitación de su libertad para decidir la
forma de vida y en la eliminación de la responsabilidad por su
propia vida o responsabilidad personal. Precisamente es esta falta
de autorresponsabilidad la que permite que los vampiros del
sistema (abusócratas) obtengan injustos privilegios derivados de
aprovecharse de la mayoría.
Las pagas extras suponen una
manipulación grave de la vida de los trabajadores y de sus
familias. Por un lado, se les obliga a ahorrar y por otro se les
induce a consumir cosas que no necesitan y que para conseguirlas
tienen que hacer grandes sacrificios. Algunos afirman que
prefieren las pagas extras para ahorrar o para poder realizar los
gastos extraordinarios mencionados, pero es indudable que si
eliminan esos gastos extraordinarios pueden tener un mayor nivel
de vida.
Es indecente e injusto que el
Estado permita las pagas extras, mientras cobra los impuestos como
si no existieran las pagas extras, es decir, sin retrasar también
el cobro de los impuestos derivados de las pagas extras.
Especialmente en personas que, por el exiguo salario mínimo que
decide el Gobierno, muchas personas y familias tienen problemas
para sobrevivir.
En este sentido, es un abuso de las
empresas, consentido y alentado por el Estado. Recordemos que el
Estado también engaña a los trabajadores con la cuota de Seguridad
Social que dicen ser a cargo de las empresas, aunque obviamente se
sustrae de los rendimientos del trabajador, puesto que si no
hubiera trabajadores la empresa no pagaría nada por este concepto;
es decir que también lo paga el trabajador.
En España los impuestos al trabajo
son los más altos del mundo, amparados en la opacidad descrita y
ésta es la principal traba a la creación de empleos, como afirman
el FMI, la OCDE y la Unión Europea.
Cabe
hacer un reproche a los sindicatos por participar de estos engaños
y abusos, sin evitarlo ni informar a los trabajadores.
El trabajador puede exigir a su
empresa que prorratee las pagas extras en cada nómina mensual, de
forma que cobre lo mismo durante todos los meses del año y pueda
escoger entre aumentar su nivel de vida cotidiano o ahorrar
obligatoriamente, incluso utilizando esas pagas extras para
realizar gastos extraordinarios.
La justicia social, la autorresponsabilidad y la transparencia,
son
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir,
de los modelos de la actual Era de la información.