En 2005 la UNESCO publicó el informe
“Hacia las sociedades del conocimiento” que incluía el siguiente
contenido:
Desde los trabajos realizados por Robert Hutchins (1968) y
Torsten Husén (1974), la expresión “sociedad del aprendizaje” (learning society)
se refiere a un nuevo tipo de sociedad en la que la adquisición de
los conocimientos no está confinada en las instituciones
educativas (en el espacio), ni se limita a la formación inicial
(en el tiempo). En un mundo cada vez más complejo en el que todo
individuo puede verse obligado a ejercer varias profesiones en el
transcurso de su existencia, es indispensable seguir aprendiendo a
lo largo de toda la vida. Al tiempo que se arraigaba la noción de
sociedad del aprendizaje, Peter Drucker (1969) diagnosticó la
aparición de una sociedad del conocimiento (knowledge society) en la que lo más importante es “aprender a aprender”. Esta
nueva concepción de la educación se expuso casi simultáneamente en
el Informe Faure en 1972, donde se decía que “la educación ha
dejado de ser el privilegio de una elite y de estar vinculada a
una determinada edad; tiende a ser coextensiva a la vez con la
totalidad de la comunidad y con la duración de la existencia del
individuo”.
El crecimiento personal y el crecimiento
profesional se basan, precisamente, en seguir aprendiendo. Se
crece cuando ya dominamos suficientemente un asunto y
nos adentramos en otros que están relacionados con el
anterior, en términos empresariales diríamos en procesos conexos,
siendo expansivos. De esta forma buscamos contextos cada vez más
amplios y más interdisciplinarios como forma de aumentar nuestras
capacidades, nuestros conocimientos, nuestros retos, nuestras
contribuciones y nuestros logros.
Hace más de dos mil años, el romano
Cicerón afirmó “Los hombres son como los vinos: La edad agría
los malos y mejora los buenos”. Es cierto que las personas que
siguen aprendiendo a lo largo de su vida, tienden a mejorar como
personas y como profesionales, mientras que quienes rechazan el
aprendizaje tienden a empeorar como personas y como profesionales.
Precisamente por ello, a finales del siglo 20 las empresas
despedían a los mayores, teniendo esta consideración personas cada
vez con una menor edad.
El concepto de “aprender a aprender” enlaza con otra máxima milenaria que
afirma que la vida interior es lo más importante en la vida de las
personas. En la actualidad, la vida interior se comprende como
vida intelectual aunque para algunos sea, además, vida espiritual.
Puede considerarse que esta sentencia promueve el egocentrismo y
que es contraria a la responsabilidad social.
¿Qué tenemos que aprender?
Principalmente, tenemos que aprender a
aumentar nuestra perspectiva, a ampliar los contextos sobre los
que actuamos, tanto intelectual como profesionalmente. Nuestra
actividad cerebral debe disminuir nuestros ámbitos concretos para
pensar con mayores grados de abstracción, de forma que evitemos
las limitaciones propias de los conocimientos concretos que
tienden a la obsolescencia.
La mayoría de las personas no ha
creado el hábito de aprender a aprender y sí ha creado hábitos de
no intentar hacer aquello que nunca se ha hecho, creando
autolimitaciones. En el ámbito profesional es habitual que los
trabajadores se nieguen a hacer algo porque no están entrenados.
Es habitual que cuando le pides a una persona que realice una
actividad, ésta afirme que no sabe hacerlo. Sin embargo, en la
mayoría de los casos, una persona competente es capaz de aprender
lo que necesita para hacer la mayoría de las cosas, incluyendo
buscar el apoyo de las personas con los conocimientos específicos
necesarios para realizar la actividad. Lógicamente en un mundo
dinámico, aprender a aprender es el saber más importante porque
los trabajadores del conocimiento están, constantemente haciendo
cosas nuevas, para lo que tienen que desarrollar estrategias y
metodologías cognitivas para aprender a aprender que conlleva un
primer análisis suficientemente correcto de la información,
conocimientos y recursos necesarios para realizar el proceso en
cuestión, después, en base a esa información, plantear las
posibilidades o escenarios para decidir la forma de proceder e
implicar a las personas necesarias para llevarlo a cabo.
El
problema mundial del desempleo se debe a la falta generalizada de
la competencia de aprender a aprender que algunos empresarios no
encuentren cómo satisfacer sus deseos de emprender y que los
trabajadores estén obsoletos y no sirvan para realizar nuevos
trabajos.
Aprender a aprender, el
autoservicio, el aprendizaje autodidacta y la autonomía
interdependiente, son principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no conspirativo) y
del Nuevo Management; es
decir, de los modelos de la actual Era de la información.