A nivel mundial se está
incrementando notablemente el gasto en investigación y en
desarrollo (I+D), especialmente por la emergencia de los países
más poblados como los del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y
Sudáfrica), pero se está incrementando más aún la mentalidad
emprendedora y la mentalidad innovadora que representan los
mayores cambios en nuestra forma de vida y en el progreso de la
especie humana.
Este incremento de la innovación,
junto con el abaratamiento de las iniciativas
empresariales derivadas de las enormes posibilidades de las
Tecnologías de la Información y de las Comunicaciones (TIC), hace
que gran parte de los productos industriales (bienes) tengan un
ciclo de vida muy corto.
Un caso actual, conocido
popularmente, lo constituye las bombillas con tecnología LED
(light-emitting diode: ‘diodo emisor de luz’). Las bombillas LED
consumen entre 5 y 6 veces menos que las incandescentes. Las de
bajo consumo consumen algo menos de la tercera parte que las
normales. Las incandescentes duran unas 1.000 horas, las de bajo
consumo unas 3.000
horas y las LED unas 40.000 horas. La tecnología LED es una
tecnología social ya que ha permitido extender la luz a zonas
pobres, debido a su bajísimo consumo que posibilita su utilización
con paneles solares muy baratos.
Precisamente esta mayor duración
que las tecnologías anteriores, supone una gran dificultad
empresarial. Si tenemos en cuenta dos posibles estrategias básicas
nos daremos cuenta de ello.
La primera estrategia consistiría
en ajustar el precio a los costes de producción, de esta manera
venderemos más y aceleraremos la transición de las bombillas
incandescentes (normales) y de las fluorescentes a las de
tecnología LED, pero una vez saturado el mercado, la mayoría de
nuestras ventas serán para reponer las bombillas que ya no
funcionen, por lo que venderemos menos. Esta estrategia nos
obligaría a aumentar nuestra capacidad de producción invirtiendo
grandes sumas de dinero en fábricas y en contratar personal que,
cuando saturemos el mercado, tendremos que despedir con los
problemas que ello supone.
La estrategia contraria sería
mantener precios altos para vender menos y prolongar el negocio.
Tenemos la ventaja de tener que invertir menos en fábricas y en
personal, así como de tener un mayor margen de beneficio. El único
inconveniente consiste en tener un menor volumen de negocio.
Por otro lado, lo que haga la
competencia nos permite acercarnos más a una estrategia o a la
contraria.
Una vez se alcance cierto nivel de
saturación del mercado, tendremos que disminuir la producción y
despedir operarios, pero además ¿qué hacemos con las fábricas que
ya no necesitamos?
Podemos vender las fábricas por
poco dinero o reciclarlas para venderlas por más dinero o para
fabricar otros productos. Podemos realizar una amortización
acelerada, si nos lo permiten las siempre desfasadas leyes y
debemos tener en cuenta las trabas legales -contables,
desinversión, EREs, etc.- que desaconsejan que se fabrique en
Europa. Son decisiones complejas que adquieren una mayor
complejidad por los cambios en el mercado producidos por la
competencia o por productos sustitutivos. Igual que la tecnología
LED está haciendo desaparecer a la tecnología incandescente y a
los fluorescentes, en cualquier momento puede aparecer otra
tecnología que elimine la LED porque así es el progreso.
El reciclaje, el cambio continuo, la sostenibilidad, la innovación y el
progreso, son
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden
Mundial (no conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir, de los modelos de la actual
Era de la información.