Los estudios internacionales que
comparan la facilidad para crear una empresa, sitúan a España por
detrás de más de diez países teóricamente menos avanzados y entre
los últimos lugares de la Unión Europa. Lo mismo podemos decir, en
general, de cualquier tramitación administrativa.
Forma parte de la milenaria cultura
española trabar la iniciativa privada. Recordemos que durante más
de mil años, no existía la propiedad privada para impedir la
iniciativa privada y frenar el progreso colectivo. Cabe destacar
que España fue el único de los grandes países europeos que no tuvo
Revolución Industrial ni prácticamente las revoluciones
culturales, tecnológicas, científicas, económicas y sociales que
originaron la Era industrial.
El entorno institucional español,
al completo, intenta trabar cualquier iniciativa individual y
colectiva, para conservar sus privilegios. La legislación, las
administraciones públicas, el sistema financiero, los sindicatos y
las patronales empresariales frenan todo tipo de iniciativas
organizacionales con un sinfín de trámites innecesarios, a menudo
repetidos en diferentes instancias, y retardos injustificados.
Para intentar ocultar este hecho,
público y notorio, existen campañas publicitarias y ayudas a la
emprendeduría empresarial, pero después, a la hora de tramitarlas,
el emprendedor se encuentra con un sinfín de trabas ilógicas que
están diseñadas para que desista. De hecho la mayoría de las
ayudas europeas no se cubren, año tras año, por las trabas de las
administraciones públicas españolas.
Recientemente he tramitado la
constitución de una organización no lucrativa (ONL) del sector
social. Me he encontrado con websites que no funcionan o que no
permiten todas las opciones. Concretamente en la Agencia
Tributaria del Ministerio de Hacienda, a la hora de tramitar la
declaración censal del 036 para solicitar el CIF que permita
realizar operaciones económicas, me encontré que ya no puede
descargarse el impreso, sino que hay que rellenarlo
on line. El documento
explicativo es incomprensible y está incompleto, como me reconoció
la funcionaria que después la tramitó.
Por este motivo, descargué de la
página oficial de una Comunidad Autónoma el impreso para
rellenarlo fuera de línea. Para ello tuve que consultar numerosas
fuentes oficiales adicionales.
Pues bien, cuando fui a la Agencia
Tributaria con toda la documentación, me atendió el típico
funcionario español que sólo ver el impreso dijo que era antiguo y
no valía, a pesar de que la información válida, en este caso, era
la misma. Le pregunté cómo podía solucionarlo, me dijo que
rellenándolo en Internet. Como es habitual los funcionarios
españoles te informan sobre lo que ya sabes. Entonces le informé
que vivía a cien kilómetros y que no podía volver otro día, no
sólo se encogió de hombros sino que esbozó una sonrisa que
expresaba la satisfacción de haberse sentido poderoso por causarme
un trastorno importante. Precisamente esta bajeza moral y humana
es típica de los funcionarios públicos españoles.
Le pregunté si vendían, como antes,
el formulario en papel para rellenarlo y me informó que no. Por lo
que nos fuimos a un
Workcenter para hacerlo por Internet, pero no funcionaba por
las limitaciones impuestas en sus ordenadores por sus sistemas de
seguridad. Al final, las dos personas que estábamos realizando el
trámite nos quedamos a dormir.
Al día siguiente volvimos,
afortunadamente no estaba el funcionario anterior y tuvimos la
suerte de encontrarnos con una funcionaria amable que nos informó
que habíamos rellenado mal el impreso, reconociendo la dificultad
de hacerlo. Apareció su jefe que, informado de nuestra situación,
la autorizó para que rellenara ella el impreso y pudimos terminar
el trámite, aunque la Agencia Tributaria no entrega ningún
documento que lo acredite (opacidad
black) sino que escribe a mano el CIF provisional.
Lógicamente, pusimos una queja
contra el funcionario del día anterior que debía haber hecho lo
mismo que esta funcionaria. Nos encontramos con dos problemas: 1)
el formulario de queja no es autocopiativo como en los formularios
de queja oficiales de las Comunidades Autónomas y 2) el
funcionario se negó a hacer una fotocopia de la queja porque no
tenía obligación legal, lo cual no es cierto, por lo que tuvimos
que presentar otra queja contra este funcionario. La Agencia
Tributaria es black.
Las trabas públicas a la iniciativa y la opacidad no son compatibles con
la Nueva Conciencia, el Nuevo Orden Mundial (no conspirativo) y el
Nuevo Management; es decir, con los modelos de la
actual Era de la información, ni con el progreso colectivo y el
bienestar individual.