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Círculos vicioso y virtuoso

Javier Marzal, 9-06-2016.     Artículo en PDF

Las personas con cículo virtuoso suelen ser más productivas y saludables que las personas con círculo vicioso.

 

 

Los hombres son como los vinos: la edad agria los malos y mejora los buenos  (Marco Tulio Cicerón).

No puede ignorarse que esta frase suele ser cierta. Por ello, cabe preguntarse por la razón para que suceda este doble hecho.

¿Por qué las personas “malas” se agrían con el tiempo? ¿Por qué las personas “buenas” mejoran con la edad? En ambos casos, el cambio es consecuencia de nuestro enfoque vital que, en parte, se traduce en la existencia de un círculo vicioso que nos agría o de un círculo virtuoso que nos mejora.

Una actitud vital despreocupada por los demás y por uno mismo, nos lleva a construir una serie de actitudes y hábitos de pensamiento y de comportamiento que dificultan que cambiemos, convirtiéndonos en prisioneros de nuestras creencias, incluyendo nuestros errores. Este conjunto de actitudes y hábitos forman un círculo vicioso o una espiral de empeoramiento. Este círculo vicioso que nos hace ser complacientes y conformistas, generalmente se relaciona con la peligrosa idea milenaria filosófica-religiosa de que tenemos una esencia que no podemos cambiar, en palabras populares: “yo soy así y no puedo cambiar”. Sin embargo, el cambio es inexorable y cuando decidimos no cambiar, empeoramos cumpliendo con el citado aforismo: nos agriamos como el vino malo.

Por el contrario, una actitud vital basada en la responsabilidad, individual y colectiva, nos lleva a construir una serie de actitudes y hábitos de pensamiento y de comportamiento que nos impulsan hacia el crecimiento personal, cultural, profesional y social, es decir, hacia la mejora en la vida interior (mental) y exterior (privada, profesional y social). Este conjunto de actitudes y hábitos forman un círculo virtuoso o una espiral de mejora continua. Este círculo virtuoso nos impulsa hacia el aprendizaje continuo, la superación de los retos y la búsqueda de la coherencia mental y vital. Culturalmente se relaciona con el protestantismo. El círculo virtuoso nos hace que mejoremos cada día, como el vino bueno, cumpliendo con el referido aforismo.

Todos tenemos círculos viciosos y círculos virtuosos en ciertas áreas específicas; sin embargo, puede afirmarse de la mayoría de las personas que tiene uno u otro círculo de forma global.

La existencia de un círculo vicioso o de un círculo virtuoso es fundamental para saber lo que podemos esperar de una persona, tanto en el ámbito de las relaciones personales como en el ámbito de las relaciones profesionales. Por ello, las organizaciones deberían tratar de clasificar a sus trabajadores y colaboradores en función de que tengan uno u otro círculo, así como promocionar a quienes tengan un círculo virtuoso y controlar que quienes tienen un círculo vicioso no intoxiquen a sus compañeros.

Cambiar un círculo vicioso por un círculo virtuoso o viceversa, es una tarea muy complicada por dos motivos: 1) porque las personas en las que domina uno de estos círculos tienen una gran resistencia a realizar este cambio radical, 2) porque esta transformación supone un enorme esfuerzo mental, continuado durante mucho tiempo, para cambiar gran parte del imaginario (creencias, actitudes y hábitos) que desanima especialmente a las personas con círculo vicioso.

El círculo virtuoso, el cambio, la mejora continua y la superación personal, la utilización de nuevas posibilidades, son principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no conspirativo) y del Nuevo Management; es decir, de los modelos de la actual Era de la información. 

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