Las emociones son
necesarias hasta para memorizar; sin embargo, la mayoría de las
personas utilizan mal sus emociones, son racionales cuando deben
ser emocionales y son emocionales cuando deben ser racionales.
Recientemente, una
persona que me consideraba muy racional se ha sorprendido al
constatar que también soy altamente emocional. De hecho, mi
motivación es superior a la de la mayoría por el mayor nivel de
emocionalidad que me producen las actividades que realizo y
los resultados que obtengo.
Cualquier actividad, mental o corporal, que realizamos se origina
desde la
emocionalidad; sin embargo, las diferentes etapas del pensamiento
y del comportamiento son más efectivas si sabemos combinar
correctamente los niveles de emocionalidad y los niveles de
racionalidad.
Para ello, debemos conocer algunas cosas al respecto, como las
siguientes:
·
Si la actividad que vamos a realizar no nos motiva es
porque no nos ha emocionado lo suficiente antes de decidir hacerla
o porque nos ha generado emociones negativas que nos desmotivan,
en ambos casos no haremos bien el trabajo, salvo que pertenezcamos
a la minoría que tiene una alta motivación por hacer bien las
cosas. Algunos escritores empresariales suelen afirmar que el
talento surge de la pasión con la que hacen las cosas quienes
tienen talento y la pasión es una consecuencia de un alto nivel
emocional.
·
A la hora de analizar la información que requerimos
para tomar la decisión de hacer algo, una alta emocionalidad es
conveniente en una parte de la fase del pensamiento divergente que
utilizamos para buscar posibilidades y riesgos. De hecho, la gente
con talento se emociona más que los demás, para buscar más allá de
lo evidente y de lo que busca la mayoría, de esa forma encuentra
más posibilidades y riesgos que los demás. Sin embargo, el
análisis final, mediante el pensamiento convergente, debe ser
altamente racional.
·
Las personas más creativas tienen una vida emocional
muy intensa, con una carga emocional alta cuando obtienen un
hallazgo mental de nuevas posibilidades o de formas de superar las
dificultades y los riesgos. En algunos casos pueden llegar a tener
un nivel emocional similar al enamoramiento, pero sin tener un
estado alterado de conciencia.
Por lo antedicho, se puede afirmar que las personas con talento
son más emocionales y más racionales que la mayoría, pero no
tienen las emociones destructivas de la mayoría que les impide
racionalizar correctamente las cosas y sus niveles de
emocionalidad y de racionalidad son superiores. Además, saben
cuándo deben ser más emocionales y cuando más racionales.
Las personas con mayores niveles de emocionalidad, no
descontrolada, son más efectivas y productivas que los demás; por
ello, los profesionales en personas deberían realizar una ficha
sobre cada “cliente”, donde se valoren sus niveles de
emocionalidad en cada estadio de pensamiento y de comportamiento.
La emocionalidad efectiva, la racionalidad efectiva, la creatividad y el
talento, son
principios de la Nueva Conciencia, del Nuevo Orden Mundial (no
conspirativo) y del
Nuevo Management; es decir,
de los modelos de la actual Era de la información.