La desorientación de la gente cada día es mayor con
respecto a lo que sucede en los países acerca de lo que
proporciona el Estado. Los políticos y medios de información
institucionalizados nos dan una visión superficial, interesada, de
cuáles son los motivos de lo que está pasando realmente. Es una
información sesgada y manipulada, orientada a una información de
“titulares” básicamente, pero que no profundiza en las cuestiones
que producen la realidad y el por qué las situaciones son como son
en las diversas crisis acontecidas. Por resumirlo, existe una
información pero ésta es parcial, pues no profundiza en las causas
sino que menciona los efectos. Esto nos puede llevar a creer lo
que no es, a pensar que tenemos una situación determinada
producida por otros actores que no son los reales.
(Javier Marzal, 2020)
El problema es que con el crecimiento del macro-Estado,
éste ha priorizado su subsistencia
y, en un mundo competitivo, la mejor forma o estrategia para
sobrevivir consiste en aumentar tu poder, debilitar a tu
adversario, o ambas formas. El
macro-Estado y la tecnología han permitido que las
instituciones dispongan de toda la información necesaria para
manipular los mercados. Esta información está siendo utilizada por
los poderes públicos (legislativo, ejecutivo y judicial) para
realizar nuevas formas de intervenir los mercados.
Este neointervencionismo se realiza en todos los países del
mundo y, por tanto, sus consecuencias no sólo se deben al
intervencionismo nacional sino a la suma del intervencionismo de
todos los países del mundo. De esta forma se ha creado un
gigantesco sistema financiero que es fácil de manipular desde las
instituciones, mucho más fácil que manipular todo el mundo
empresarial (neocomunismo).
Los principales efectos de este neointervencionismo son:
gran inestabilidad en los mercados financieros que desembocan en
crisis cada vez más continuas y más profundas; alto
intervencionismo del sistema financiero en el mundo empresarial
(financiarización); disminución de la productividad y del
crecimiento económico; aumento artificial del valor de las
empresas y del patrimonio de los ricos; empobrecimiento de toda la
población; aumento de la percepción de la necesidad del
intervencionismo público en la economía y, en definitiva, un
aumento del poder de las instituciones.
El neointervencionismo ha sido diseñado minuciosamente para
el control social, no sólo como herramienta económica, sino
también como herramienta de ingeniería social. Estos nuevos
mecanismos de intervención económica hacen ver que las crisis son
producidas por deficiencias del mercado, cuando la realidad es que
son impulsadas por el macro-Estado.
Lo más perverso del neointervencionismo es que la gente pide a los
gobiernos que les solucione los problemas, concediéndoles poderes
extraordinarios que aumentan, a la larga, el empobrecimiento de la
población. El macro-Estado supone un alto nivel de impuestos por
lo que numerosos autores afirman que somos esclavos del sistema
(Estado). Lógicamente, la intervención del Estado se realiza
aumentando los impuestos y esta situación, creada por el
neointervencionismo, la podemos denominar esclavismo
institucional.
Nuevo Management contribuye a producir los cambios en la sociedad,
las organizaciones y las personas, construyendo un futuro acorde a
la actual Era, también llamada del conocimiento.
Reconceptualizando, revisando y cambiando la inercia para alinear
los intereses de las personas, las empresas y la sociedad;
centrándonos en las personas para que
puedan crear, consultar, utilizar la información y el conocimiento,
que
Nuevo Management considera fundamentales, valiosos y acordes con la
actual Era de la
información para el progreso de la humanidad.